RITUAL, de Manuel Enríquez
por Sergio Cárdenas*
En el panorama de la música mexicana de concierto, la figura de Manuel Enríquez (Ocotlán, Jal., 17 de junio de 1926- Ciudad de México, 30 de abril de 1994) se yergue con distinción gracias a la muy rica y variada, así como a la enorme calidad de su producción musical. Habiendo contado con una muy sólida formación práctica y académica, su quehacer en la vida profesional de la música mexicana obtuvo pronto el reconocimiento del gremio tanto como ejecutante (fue un consumado violinista, por décadas Segundo Violín Principal en la Sinfónica Nacional, más muy destacadas participaciones como solista dentro y fuera de México) que como compositor. Su dominio absoluto del oficio de la composición musical y lo mucho que como creador tenía que compartir, enriqueció de manera considerable el repertorio de nuestra música de concierto.
Tras un periodo inicial marcado por las influencias de Hindemith y Prokofiev, Enríquez pronto da pasos hacia delante en el camino de lo que en Umberto Eco se denomina “obra abierta”: un modo de componer en el que se demanda la participación creativa del ejecutante, quien debe “completar” o “construir” en vivo la obra que el compositor ha plasmado con una grafología musical que, en su momento, rompía con lo acostumbrado y ponía nuevos retos a los instrumentistas y demás ejecutantes. Pero no se trataba de simplemente tocar lo que se le viniera en gana a los ejecutantes, sino que todo el proceso composicional estaba bien pensado y programado, cual pieza musical acabada de algún compositor incuestionable. Una mirada rápida a una de las páginas de Ritual nos dará una idea de la grafología musical típica de este extraordinario compositor musical mexicano:
En el aparente desorden o arbitrariedad de la escritura, hay una gran meticulosidad y precisión en todas las instrucciones, del que resulta una ejecución que en su filigranada estructura, refleja un mundo emocional y/o vivencial transparente y complejo, esquemático y aleatorio, rico en contrastes de expresividad y timbres.
Manuel Enríquez, en primera persona sobre RITUAL: “La idea de que la mayor parte de los actos que rigen nuestra vida constituyen algo preconcebido en eso que el hombre tiene que cumplir como un ritual, me ha hecho pensar en una obra que ilustre algo de mis personales vivencias a través de situaciones y sucesos. Así, esta pieza tiene pasajes de cierto misticismo y otros festivos o de simple celebración, también hay momentos de transición en los cuales aparece cierta incertidumbre anímica; es en éstos donde he usado unos segmentos de “técnica abierta” en la cual los instrumentos se mueven con cierta libertad. El plan general está determinado, los pasajes aleatorios ya son sugeridos de antemano. El director es la única persona que realmente puede transformar la estructura de la obra, puesto que en determinados momentos tiene la posibilidad de construir “al azar” su propia forma, usando los diferentes módulos sonoros que tiene a su disposición.” (1)
Ritual fue estrenada mundialmente en 1973 en Francia, por la Orquesta Sinfónica de Toulouse, misma que había comisionado a Enríquez la composición de la obra.+++
(1): ALCARAZ, José Antonio: Manuel Enríquez, Canciones para un compañero de viaje.
INBA-CENIDIM, Ciudad de México, 2001. Páginas 116 y 117.
*Profesor Titular de Carrera en la Escuela Nacional de Música-UNAM.
Ritual, de Manuel Enríquez, forma parte de la oferta musical que brindará la Orquesta Sinfónica de la Escuela Nacional de Música-UNAM durante su gira por el Estado de Tamaulipas (20: Tampico, 21: Victoria; 23: Nuevo Laredo) y en la Sala Nezahualcóyotl de la Ciudad de México (29 y 30).
miércoles, 12 de mayo de 2010
RITUAL, de Manuel Enríquez
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