En el verano del presente año (2018), la Academia Internacional de Verano del Castillo Weissenstein, de Pommersfelden, Alemania, celebró el 60º aniversario de haber iniciado actividades. Como en las seis décadas anteriores, esta Academia Internacional congregó a más de 60 jóvenes talentos musicales del orbe (más de 21 naciones representadas), jóvenes que pudieron beneficiarse de las magníficas experiencias musicales que se pueden vivir ahí, en un lugar cuya belleza incrementa la hermosa oportunidad de crecimiento musical y humano que provee esa Academia.
Desde el verano del año 2005, gracias a la confianza que me ha depositado el Mtro. Jenö Nyari, director artístico de la Academia, más de 40 jóvenes talentos musicales de México se han beneficiado de las muchas bondades que se ofrecen en Pommesfelden.
En el verano del año 2018 se pudo refrendar esa magnífica experiencia: cinco brillantes jóvenes músicos de México estuvieron participando; lograron destacar por sus habilidades técnicas, pero más aún por su innata musicalidad y calidez humana. Alejandro COLÍN (violín), Luis Miguel FLORES (clarinete), Elihú Ricardo ORTIZ (fagot), Assaet MÉNDEZ (trompeta) y Rodrigo CHICO (contrabajo), descollaron en el transcurso de las cuatro semanas de duración que tiene ese Academia, destacando sus participaciones en distintos ensambles de música de cámara que ahí se constituyeron y en la agrupación orquestal COLLEGIUM MUSICUM, conformada por todos los participantes en la Academia.
Comparto aquí algunos de los comentarios que generó en ellos la participación en Pommersfelden:
Del fagotista Elihú Ricardo ORTIZ:
Quizás
debo empezar por aceptar que antes de viajar a Alemania no tenía del todo claro
los objetivos del curso, sabía que habría cuatro programas distintos de
repertorio orquestal y varios programas de música de cámara, como premisa ya es
emocionante y todo un reto, pero una vez iniciado el curso uno se da cuenta de
las implicaciones que conlleva ser parte de la academia de verano, esto incluye
entrar en un ritmo de trabajo sumamente intenso y agotador en todos los aspectos,
sin embargo todo ese cansancio es proporcional al aprendizaje y experiencia que
adquieres al ser parte de cada ensayo, clase o concierto.
Desde el primer día para mí fue muy claro que todos
los que asisten al curso están ahí para ganar experiencia en el campo orquestal
y de música de cámara, para mejorar los diversos aspectos que implican ser
parte de un conjunto orquestal. Es altamente gratificante encontrarte con
tantos jóvenes de los más diversos países que tienen el mismo entusiasmo y
ganas de hacer las cosas al más alto nivel posible, darse cuenta el gran
talento y naturalidad con el que la gran mayoría se desenvuelve a la hora del
ejercicio musical y empezar a empaparse de las sutilezas que ya se por práctica
o naturalidad propia de cada músico, van surgiendo. Una vez superados los
nervios de la audición pública del primer día (ante todos los maestros y todos
los compañeros) se generó rápidamente un ambiente de concordia, si bien algo de
lo que más me sorprendió es que todos son sumamente competitivos y a la vez
respetuosos de las distribuciones de lugares, obras o ensambles, cada quien
intenta aportar su experiencia pero siempre abiertos a escuchar las sugerencias
o críticas de los demás.
El
ambiente, el lugar y las condiciones mismas del curso son las propicias para no
pensar nada más que en la música, en las necesidades musicales de cada obra, en
cómo abordarlas y resolverlas, en el castillo de Pommersfelden uno puede
imaginarse con mayor facilidad la acústica, el ambiente y las sutilezas de
épocas pasadas, tomar ensayos con diversos músicos de tan vasta experiencia
ayuda a pulir el estilo y carácter de cada obra y la velocidad con que sucede
cada día hace que experiencias sean enriquecedoras, tanto para el conocimiento
como para el espíritu.
Cada
semana es un reto distinto, un programa distinto, un director nuevo, que
requiere adaptarse lo más pronto posible, resolver de la manera más rápida
posible las cuestiones técnicas individuales, para que cada uno este a la
altura de aportar al conjunto, al ensamble, los ensayos por sección que de
manera concisa aportan a la maduración de cada programa semanal fueron para mí una
de las actividades más reveladoras, una idea que me viene ahora a la cabeza, es
casi la premisa que existe en todos, para no repetir en vano , si es una idea
musical general que se deba aplicar a toda la obra es tu responsabilidad
entender y aplicar esa misma idea, si algo en el ensayo no funciona, afinación
o lo que sea, no es necesario repetirlo hasta el cansancio, parar, resolver y revisar, si alguna cuestión técnica individual no
funciona, es responsabilidad del músico resolverla y no ocupar el tiempo de un
ensayo en resolver cuestiones individuales, parecieran ser ideas simples, pero
llevadas como regla, ayudan una enormidad, no solo a agilizar los ensayos, si
no a tomar consciencia del papel que cada uno como músico tiene y de las
responsabilidades mínimas.
Además
de toda la actividad programada, siempre hay tiempo para la convivencia, que
por cierto no escapa a lo musical, siempre surgen las pláticas de las escuelas,
orquestas, grabaciones, conciertos o música por compartir, de verdad que ha
sido uno de los veranos más bonitos de mi vida, asistir a conciertos de los
compañeros y poder disfrutar de su música, ha sido todo una delicia. Creo no
equivocarme si al hacer cuentas digo que participe en al menos diecinueve conciertos
en este verano y aún guardo varias de las sensaciones tan maravillosas que fue
hacer música ahí.
No tengo más que agradecer la oportunidad que tuve de ser parte de esta 60° academia de verano del castillo Pommersfelden. Al maestro Sergio Cárdenas, por la confianza y todos los que hacen el festival posible, desde el director, Jeno Nyari, hasta los grandes patrocinadores de este evento, los condes von Schönborn.
No tengo más que agradecer la oportunidad que tuve de ser parte de esta 60° academia de verano del castillo Pommersfelden. Al maestro Sergio Cárdenas, por la confianza y todos los que hacen el festival posible, desde el director, Jeno Nyari, hasta los grandes patrocinadores de este evento, los condes von Schönborn.
Del clarinetista Luis Miguel FLORES:
Uno como artista necesita
además de aprender el arte como tal, tener experiencias como en "la vida
real". Esa es precisamente la ideología de la Academia Collegium Musicum.
Durante 4 semanas, nos introducimos a una
preparación a la vida de un músico profesional, sin dejar a un lado la
permanente formación académica.
Desde mi primer año de asistir
a este festival, he apreciado la evolución de los asistentes a lo largo de
las 4 semanas que dura el festival. He conocido también a artistas
excelentes y a jóvenes talentosos.
Del mismo modo, existe una
diversidad cultural, pues el festival Collegium Musicum reúne a jóvenes de todo
el mundo. Es grato trabajar y hacer equipo con "completos
desconocidos" (en un principio), pero con quienes se entabla una amistad
que perdurará.
Por otro lado, es verdad
también que estamos sometidos bajo cierto grado de estrés, al tener que
preparar conciertos orquestales en poco tiempo, además de la programación
conjunta de presentaciones de música de cámara.
Considero al festival como una
oportunidad de desenvolverme. Poner en práctica lo aprendido, y sobre todo,
verlo como complemento a mis estudios.
23 de agosto de 2018.
Del trompetista ASSAET MÉNDEZ MÉNDEZ:
Regresar
a Pommersfelden por tercera ocasión iba mucho mas allá de participar un año mas, al recibir la cordial
invitación del maestro Sergio Cárdenas y del Señor Jeno Nyary Director del Collegium musicum supe que era una oportunidad mas de poner a
prueba los conocimientos y habilidades adquiridas a lo largo de estos años como músico y llevarlos a un alto nivel como se requiere
hacerlo en Europa.
En
su edición numero 61 una vez mas
formo parte de la convivencia artística de jóvenes estudiantes y profesionales
que se reúnen para realizar una serie de conciertos durante cuatro semanas en
donde se abarcan recitales de música de cámara hasta repertorio orquestal, y en
mi experiencia por primera vez pude tocar “Don Juan” una obra que siempre había
querido interpretar y nada mejor en Alemania, al lado de jóvenes que en tan
poco tiempo ya llevábamos muy buena amistad y mejor aun bajo la batuta de
Sergio Cárdenas, durante esa semana todos sabíamos de compromiso que requería
tocar ese repertorio, además del publico exigente que se da cita en los
conciertos del festival, así que comenzamos una serie de preparación de manera
individual y colectiva para llegar a obtener un resultado bastante aceptable
durante los tres conciertos.
Posterior
a esa semana hubo muy buenos comentarios de los músicos participantes
destacando mis compañeros de la
sección de metales como: Klaus Weber (Alemania) Spencer Champan (USA) Erick
Gomez (USA) Eden Garza (USA) y Aoyama Keita (JAPON) quienes coincidimos en que
trabajar con el maestro Cárdenas había sido de lo mas placentero y agradable ya
que nos exigió sonar como verdaderos metales, que no es muy común con otros
directores, sus ideas y su exigencia fueron siempre claras lo cual llevo al resultado
obtenido.
Con
el paso de los días fuimos explorando mas repertorio y también manteniendo el
formato existente de los años
anteriores, pero es importante mencionar la gran ayuda del Maestro
Dankwart Schmidt, trombón principal retirado de la Filarmónica de Munich y ex
miembro del German Brass, a lo largo de los ensayos seccionales con la sección
de alientos en general se mostro muy claro en sus ideas y en el resultado que
quería obtener, reforzado con anécdotas ocurridas durante su carrera como instrumentista
, con lo cual uno complementa mucha información que no nos enseñan en el
conservatorio. Además del trabajo de cada semana con el ensamble de Metales
para la fanfarria que anunciaba el concierto de la orquesta sinfónica y el
quinteto de metales, con quien tuvimos dos presentaciones exclusivas en
Pommersfelden y Nuremberg.
Durante
el festival como cada año uno llega a conocer a músicos de todo tipo, desde
jóvenes de 17 años que ya vienen tocando a un muy buen nivel, estudiantes que
vienen de ganar algún concurso nacional e internacional, hasta jóvenes que ya
son principales en sus orquestas donde laboran y que también han pasado por
muchas experiencias, todo esto reunido durante un mes siempre tiene un muy buen
resultado, en mi caso personal, me siento mas comprometido con el mundo de la
música, que va mas allá de lo que uno puede ver y escuchar, y con todos estos
casos viéndolos y teniéndolos al lado son un motivo muy grande para seguir
adelante día con día, uno no debe conformarse con lo que ya tiene hasta el
momento, siempre es posible llegar mas lejos si uno se lo propone.
Y a
todo esto quiero agradecer infinitamente al Maestro Sergio Cárdenas por la
invitación que me hizo, ya que el resultado obtenido por mi participación
durante los conciertos fue mas allá de lo que imaginaba hasta entonces, y al
final del Festival recibí la noticia por parte del Señor Nyary para tocar como
solista en el verano del 2019, y ser el primer mexicano solista en
Pommersfelden en su edición numero
62, esto sin lugar a duda es un compromiso muy grande en el me corresponde
llevar a cabo de la mejor manera posible.
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