sábado, 6 de marzo de 2021

Milan KUNDERA y la Séptima Sinfonía de MAHLER




-Mi mujer adora a Mahler – dijo Paul-. Me contó que dos semanas antes del estreno de su Séptima Sinfonía, Mahler se encerró en la habitación de un ruidoso hotel y rehizo durante toda la noche la instrumentación.

- Así es – asentí-, fue en Praga en 1906. El hotel se llamaba Estrella Azul.

- Me lo imagino en esa habitación de hotel rodeado de papeles con notas – continuó Paul sin dejar que lo interrumpieran-, estaba convencido de que toda su obra quedaría estropeada si en la segunda frase tocaba la melodía el clarinete en lugar del oboe.

-Así es exactamente, dije y pensé en mi novela.

Paul continuó:

-Me gustaría que esa sinfonía se ejecutase una vez ante un público compuesto de los más renombrados especialistas, primero con los arreglos de las últimas dos semanas y después sin ellos. Garantizo que nadie sabría diferenciar una versión de la otra. Quiero decir que es sin duda admirable que el motivo que en la segunda frase toca el violín, lo retome en la última frase la flauta. Todo está elaborado, pensado, sentido, nada se deja librado a la casualidad, pero esa enorme perfección nos supera, supera la capacidad de nuestra memoria, nuestra capacidad de concentración, fe modo que ni el oyente más fanáticamente atento es capaz de abarcar de esa sinfonía más que una centésima parte, y seguro que aquella que menos le importaba a Mahler.

- No le niego a esa sinfonía su perfección-continuó Paul-. Lo único que niego es la importancia de esa perfección. Esas sinfonías esplendorosas no son más que catedrales de la inutilidad. Son inaccesibles para el hombre. Son inhumanas. Hemos exagerado su significación. Nos hemos sentido inferiores ante ellas. Europa ha reducido a Europa a cincuenta obras geniales que nunca ha entendido. Imagínense esa indignante desigualdad: ¡millones de europeos que no significan nada frente a cincuenta nombres que lo representan todo! La desigualdad entre las clases es un descuido insignificante en comparación con esta insultante desigualdad metafísica que convierte a unos en granos de arena y proyecta en otros el sentido del ser! 


M. KUNDERA: La Inmortalidad. MaxiTusquets Editores. México, 2019. Pág. 399 y 400.





 

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