domingo, 26 de octubre de 2025

Aportaciones musicales de Martín Lutero

 

Aportaciones musicales de Martín Lutero
Sergio Cárdenas*
Apenas siete años después de haber dado a conocer sus 95 tesis en Wittenberg (Alemania), en 1524 ya se publicaba el primer himnario protestante, firmado por el propio Lutero y otros colaboradores. Como monje agustino, Lutero conocía bien la liturgia católica romana, que en términos musicales se enriqueció por sus propios conocimientos musicales: tocaba laúd y, se dice, que tenía una agradable voz de tenor ligero. En el hogar familiar, con frecuencia se reunía Lutero con su familia a cantar, con él mismo guiando el canto familiar desde su laúd.
Lutero aplicó a sus posturas musicales en el contexto de su movimiento reformatorio, la convicción de que la feligresía debía conocer los textos bíblicos en su lengua vernácula, es decir, alejándose de la tradición romana de recurrir sólo a la lengua latina en los oficios litúrgicos y religiosos en general.
Recurrió al uso de la música con textos en el alemán de su época para acercar los textos bíblicos a la gente, creyentes y no, de tal manera que el mensaje que pretendía esparcir, fuera en todo momento plausible, usando un lenguaje sencillo, complementado con melodías que muchos conocían con otros textos. Así empezaron a aparecer los himnos, que en la tradición alemana conocemos como los “corales”.
A diferencia de la liturgia romana en la que los cantos estaban, en general, restringidos a los clérigos, la propuesta luterana planteó desde su origen la participación de los fieles en el canto congregacional. Propuso la composición de “corales” (himnos) de construcción musical sencilla, usando intervalos musicales cercanos, es decir, sin tanto “ salto”, a fin de que la congregación no se encontrara con la exigencia de una canto más elaborado.
El ”coral” (himno) más popular que Lutero nos legó, es el que abre con el verso “Castillo fuerte es nuestro Dios” (Ein feste Burg ist unser Gott), que, de seguro, está en el primer lugar de la himnología protestante desde el siglo XVI. Muchos compositores clásicos de música de concierto, han recurrido a esa poderosa melodía como base de desarrollos composicionales, destacando los compositores alemanes. Los más notables son J. S. Bach, quien no sólo realizó diversas armonizaciones de esa melodía, sino que la convirtió en la base de su maravillosa Cantata no. 80, compuesta en Leipzig para ser cantada en el Día de la Reforma, estrenándose en ese día entre 1727 y 1731.
Otro gran compositor alemán, Felix Mendelssohn-Bartholdy, incluyó la melodía en su Sinfonía no. 5, llamada justamente “De la Reforma”. La cuarta parte (cuarto movimiento) de esa hermosa sinfonía, abre justo con la flauta sola tocando la melodía del himno. (https://www.youtube.com/watch?v=K3dHdCRmWpE... , en el minuto 21:51)
El poeta alemán Heinrich Heine, escribió que Lutero y sus acompañantes, el 16 de abril de 1521, entraron cantando este himno cuando en Worms (Alemania) ingresaron a la dieta a la que lo convocó Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, para que se retractara de sus tentativas reformatorias.
Con Lutero, la liturgia protestante dio a la congregación un papel muy importante. Por un lado, al cantar los himnos, la congregación “comenta” sobre el tema a tratar o compartir en el culto dado. Además, con su participación, la congregación participa de manera activa en la manifestación de sus convicciones teológicas, que se reconfirman con su canto en su propia lengua. Así, el canto congregacional construye comunidad y aporta (debe aportar) el espíritu devocional y contemplativo que la vivencia demanda, de tal forma que se manifieste en un contexto de santidad que ha dejado fuera los excesos mundanos. Es decir, el espíritu y la expresión musical en la liturgia protestante, estará en su elemento si no mueve al creyente a pensar que está en un supermercado comprando algo importante o viendo un programa televisivo cuyos fines no son espirituales sino comerciales.
Soy de la convicción de que el ejercicio musical en la liturgia protestante, debe inspirar la vivencia interior e interiorizante propias de la devoción y la contemplación de lo sagrado, de lo divino.

• Premio Nacional de Artes y Literatura – Bellas Artes- 2021
• Doctoratus honorem Pater Patriae, 2023
• Premio Nacional Eduardo Loarca Castillo al Arte y la Cultura, 2023.




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