Verano
memorable,
por Francisco Martín Gasca Valdovinos (Contrabajo)
Del 15 de julio al 15 de agosto del
presente año (2017), se llevó a
cabo la 60ª edición de la
academia de verano Collegium Musicum dentro del imponente castillo Weissenstein
en Pommersfelden, Alemania, de la cual tuve el enorme privilegio de ser parte
junto con otros 6 mexicanos, Mariana Silva (Violín), Alejandro Colín (Violín),
Rodrigo Chico(Contrabajo), Miguel García(Violín), Luis Miguel Flores(Clarinete)
y como director de la orquesta sinfónica durante la primera semana el Maestro
Sergio Cárdenas.
Dentro de la academia tuve la
oportunidad de convivir con jóvenes de distintas edades de 30 países
diferentes, todos de un altísimo nivel técnico y musical. Fue muy grato conocer
a gente de todas partes del mundo y compartir experiencias y vivencias tanto
musicales como personales. En la academia se aprende muchísimo de parte de los
maestros quienes son músicos que pertenecen o pertenecieron a importantes
orquestas europeas, sin embargo, creo que se aprende de igual manera de los
alumnos, cada persona tenía algo que aportar a la orquesta sinfónica o a las
diferentes agrupaciones de cámara, desde el profesionalismo y seriedad con la
que todos los jóvenes tomaban los ensayos y conciertos, hasta su experiencia en
orquestas y las distintas formas de concebir el sonido y la música.
En una charla con el director de la
academia Jenö Nyari, nos platicaba que uno
de los objetivos del Collegium Musicum era la de preparar a los alumnos para la
vida profesional introduciéndolos en el ambiente y ritmo de trabajo de una
orquesta profesional. Creo que ese objetivo lo cumple a la perfección. Pasé uno
de los meses más intensos de mi vida musicalmente hablando: con la orquesta
hacíamos tres conciertos por semana con cuatro programas diferentes y con
distintos directores; era increíble despertar cada mañana y escuchar, dentro de
la tranquilidad del castillo, como calentaban los instrumentistas antes del
ensayo de la orquesta sinfónica, por las tardes después de un breve descanso
teníamos seccionales y ensayos con los distintos ensambles de música de cámara
además del estudio personal, y por las noches podíamos ser partícipes en los
excelentes conciertos de cámara que se llevaban a cabo en la hermosa Sala de
Mármol.
Sin duda este verano será para mi uno
de los más memorables y que más me hayan marcado musical y personalmente, sería
magnífico que aquí en México fuera posible contar con academias similares donde
los jóvenes podamos tener este tipo de experiencias, confío que en un futuro no
muy lejano más estudiantes mexicanos tengan la oportunidad de tener veranos así
de memorables.
Miguel García Ramírez (violín) escribió:
Es difícil seleccionar que aspecto es el que más me llenó al haber
participado en la academia de verano, pero creo que puedo resumir mi
experiencia en tres grandes aspectos:
Primeramente, esta lo musical. Al llegar a la Ciudad de México y al
comenzar a contarle a la gente cual fue mi experiencia en ese sentido, me
resulto más difícil de lo que yo esperaba. Es difícil el que te crean, al
hablar de la facilidad con la que se daban las cosas, en cuanto a la afinación,
cuestiones técnicas y, sobre todo, la facilidad con la que fluía la música.
Este aspecto es, creo, uno de los que más me impresiono. Afortunadamente para
mí, creo haberme contagiado un poco de eso, puesto que en lo que duro la
academia, percibí que mi manera de tocar era distinta (espero hacer lo posible
porque esa sensación sea perpetua), en mí sonido y al sentir esa inercia de
musicalidad que fluía en la orquesta. Creo que esa cualidad que sentía de la
mayoría de los músicos se debe a su gran seguridad con la que crecieron. Al
menos aquí, veo que la seguridad en sí mismo, es un factor determinante en la
labor musical. Hasta ahora es que comprendo cuando nos dicen “Aunque
te equivoques. Si te vas a equivocar hazlo con toda la seguridad”. Parce
algo simple, pero habla mucho de uno mismo y su postura ante la vida en
general.
Otro de los grandes puntos a destacar, es la comunidad que se genera. En
resumen, de este punto, entendí que la música es uno de los principales medios
(tal vez el mejor) por los cuales se logra conocer a las personas. El tocar y
tratar de hacer música no es cualquier cosa. Como nos ha dicho “es una postura
ante la vida” y, por lo tanto, creo que es la forma más directa de llegar al
corazón de las personas y conocerlos en sus formas más puras. El contexto en el
que se esta academia da pie a que propicie la “comunidad”, todos van por su
voluntad y con la mejor disposición para hacer las cosas que les corresponden.
Estoy profundamente sorprendido de las maravillosas personas que encontré en la
academia, personas que nunca juzgaron a nadie y que tenían toda la intención de
ayudarte, de estar bien con todos. Me da la impresión de que uno puede aprender
más de los compañeros, que, de los maestros asignados de música de cámara,
claro, sin menospreciar el trabajo de los maestros.
El último punto que vale la pena mencionar es el factor que definiré
como visual. Estar hospedado en un Castillo, conocer las ciudades aledañas como
Núremberg y Bamberg, los paisajes de los alrededores y la tranquilidad que se
vive estando ahí, son indiscutiblemente toda una experiencia. No lo digo por la
relajación y esas cosas, sino por la forma tan distinta de percibir el mundo en
general. Al final era un poco tedioso lidiar con tanta tranquilidad, pero
pienso que es maravilloso adentrarse en ese tipo de ambientes y mezclarlo con
el ejercicio musical. Fue una gran impresión conocer esos lugares con carga
histórica y política, ver el cielo nocturno plagado de estrellas, ver los
peculiares crepúsculos y los interminables días. Tal vez parezcan minúsculos
estos detalles, pero no es algo que tenga que pasar desapercibido.
En conjunto, el pensar en abandonar esa sensación de excelente música,
excelentes personas y maravillosos lugares, me deja un gran nudo en la
garganta. El hacer música de esa manera y aparentemente de una forma tan fácil,
es un privilegio único. Lo que también me hace pensar que, ahí, en la academia,
no es el único lugar en el que he tenido este sentimiento de bienestar ante el
fenómeno musical. En no pocas ocasiones he conseguido ver más allá de lo cotidiano
con la música. La labor que hacemos en la Facultad y en específico con la
Orquesta de Cámara CS y la Sinfónica, tiene un gran valor, comparable sin
ningún problema con muchas cosas que logre escuchar en Alemania. Este, es un
detalle muy importante porque, a pesar de que los que asistieron a la academia
tienen una gran soltura al momento de tocar y hacer música, no quiere decir que
todo lo que hacen sea lo más adecuado. Sé que es difícil hablar de estos
aspectos y por supuesto que yo quisiera tocar por lo menos la mitad de las
cosas que tocan ellos, pero considero que la gran mayoría carecía de calidez o
de esa entrega que va más allá, y eso pequeños detalles, son algo con lo que sí
cuentan nuestras orquestas. Por supuesto que estas orquestas no tienen a
cualquier persona como director, pues usted es quien nos impulsa a alcanzar eso
que la música nos ofrece pero que no cualquiera obtiene.
Quiero concluir agradeciendo la maravillosa oportunidad que nos brindó
al invitarnos a participar en la academia, por su gran persona y por todo lo
que nos ha enseñado en estos años. Gracias por tanto y perdón por tan poco.
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