lunes, 20 de septiembre de 2021

Música mexicana con la Cairo Symphony Orchestra

 

MOSAÏQUE

Suplemento artístico y cultural de Progreso

Sábado 5 de febrero de 2000

por Amal Choucri Catta (1934-2008)


Sergio Cárdenas levanta el telón de la música sinfónica mexicana.


     Fue un concierto de un ambiente particularmente soleado, el que se presentó en el Gran Teatro de la Ópera del El Cairo, por la Orquesta Sinfónica de El Cairo (Cairo Symphony Orchestra), bajo la batuta extremadamente brillante del maestro mexicano Sergio Cárdenas. El resplandor se manifestó desde los primeros compases del “Preludio y Muerte de Isolda”, de la ópera “Tristán e Isolda”, ópera en tres actos de Richard Wagner, que el maestro dirigió de memoria. Obra que contiene tanto ardor como emoción, obra que abre el camino iniciático de dos enemigos que terminan amándose con un amor desesperado, para finalmente unirse en la muerte.

     Retomando algunos motivos importantes de la ópera misma, es después del Preludio, propiamente dicho, el motivo de la muerte de Isolda el que se presenta más para acabar, al final de esta aria concluyente de la ópera, con Isolda abandonándose sobre el cuerpo inerte de Tristán. Se trata de una obra llena de majestad, que el Maestro Sergio Cárdenas la hizo grandiosa y sublime, tan conmovedora como apasionada. Bajo el fuego de su batuta, la orquesta pasó de los pianissimi más dulces a los fortissimi más vehementes, siguiendo el ritmo efervescente del Maestro, con un rapto soberano.

……

     La segunda parte del programa estuvo dedicada íntegramente a ciertos compositores mexicanos: lo cual fue una novedad, muy agradable en verdad, porque el público de El Cairo casi nunca tiene la oportunidad de familiarizarse con la música sinfónica mexicana. Por eso aplaudimos una obra de M. Esperón, titulada "México 1910, Obertura Sinfónica”, evocadora de la revolución, con ritmo marcial, trompetas y todos los tambores, seguida de melodías nostálgicas, melodías populares y un bolero. Un bolero que evoca una vieja canción popular famosa a finales de los años cuarenta: "Amor, amor". Luego vino otra famosa melodía: esta vez un vals: "Sobre las olas" de J. Rosas, que se hizo famosa una vez por la canción de Bing Crosby: "Cuando estás enamorado, es la noche más hermosa del año ..." 

     A esta hermosa obra le siguió una soberbia composición del propio Sergio Cárdenas: "Vitalidad 'Ranchera", para orquesta de cuerdas, que tuvo su “estreno mundial” esa noche. Obra igualmente viva, con una escritura muy hermosa, que evoca tantas noches estrelladas como campos soleados y momentos nostálgicos, introduciendo hermosos pasajes para violín solo o viola.

     La velada finalizó con “Huapango", obra de J.P. Moncayo, que esa noche celebró su "estreno africano". Representa, para muchos mexicanos, el segundo himno nacional: tanto moderno como tradicional, está lleno de ritmos ardientes más que de pasajes dramáticos y melodías nostálgicas. Una obra encantadora que fue recibida, como todas las demás, con mucho entusiasmo por la numerosa audiencia. Un concierto maravilloso que brilló por la radiante batuta del Maestro y por la introducción a la encantadora música sinfónica mexicana ...





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