jueves, 15 de mayo de 2025
sábado, 10 de mayo de 2025
En París, febrero de 1985.
SERGIO CÁRDENAS
PARÍS, febrero de 1985
Pasé el mes de febrero de 1985 en París. Tras mi renuncia a la dirección artística de la Orquesta Sinfónica Nacional de México, el 4 de septiembre de 1984, Ludwig Baumann, mi amigo y mecenas de Ansbach, Alemania, me instó a que me fuera a Europa a buscar fortuna. Salí de México el 2 de noviembre de 1984 (vaya fecha!) rumbo a Alemania. Ludwig, su familia y amigos, me recibieron con los brazos abiertos. Empecé de inmediato a tratar de conseguir conciertos, proceso en el que Ludwig fue de extraordinaria ayuda: dado que mi viaje a Europa fue algo imprevisto, nada tenía yo programado con orquesta alguna. Tenía yo, pues, mucho tiempo “libre”.
Entre las actividades que proyecté, estuvo la de pasar unas semanas en París aprendiendo francés, por lo que escribí a la Alianza Francesa y contraté un curso intensivo de cuatro (4) semanas, cuatro (4) horas diarias, en las instalaciones de esa Alianza en Blvd. de Raspail, cercanas a Port Maillot. El curso cubría las cuatro (4) semanas del mes de febrero, 1985.
Desde Ansbach, reservé un hotel muy modesto, por el rumbo del barrio latino, cercano a la fuente de St. Michel: el Hotel des Etrangers. Desconozco si aún existe. La reservación por cuatro semanas incluyó el desayuno continental, consistente de un croissant, con mantequilla y mermelada, ,más una taza de café.
El primer día del curso, llegué como diez (10) minutos tarde. Los participantes en el curso habían acomodado sus sillas en forma de media luna; cuando legué, había sólo un lugar disponible y procedí a ocuparlo de inmediato. La clase de ese primer día versaba sobre al diálogo “Je m'appelle…, et toi, comment est ce que tu te appelles?”” La secuencia había empezado del lado izquierdo mío, por lo que al llegar mi turno, respondí con mi nombre “Sergio Cárdenas” y continué con la pregunta a quien estaba sentado a mi lado derecho, quien contestó: “Je m’appelle Cuauhtémoc Cárdenas”, lo que provocó una “Ah” de los demás asistentes quienes, junto con la profesora, concluyeron que Cuauhtémoc era mi hijo: yo contaba, entonces, con treintaytrés (33) años de edad, Cuauhtémoc seguramente con algunos diecinueve (19). En el descanso, Cuauhtémoc me comentó que estaba iniciando un viaje de un año por Europa, que era el premio que le había dado su padre (el famoso Ing. Cuauhtémoc Cárdenas) por haber concluido los estudios de preparatoria. El viaje lo estaba haciendo en compañía de su novia, que me presentó en ese momento. Como ni Cuauhtémoc ni yo aclaramos al grupo que no nos unía parentesco alguno, no fue sino hasta el final del curso que se dio la oportunidad de hacer esa aclaración.
No recuerdo bien si fue en la tarde/noche de ese primer día o al día siguiente, que encaminé mis pasos al Teatro de la Campos Elíseos, pues se ofrecía un concierto con la Orquesta de París y Daniel Barenboim. No contaba yo con boleto para acceder al concierto, por lo que me aposté en la fila de los que estábamos en a misma situación, a la espera de que se dieran algunas cancelaciones. Habré estado como en el lugar treinta (30), parado como todos los demás. De repente, una señora, para mí desconocida, de unos sesenta (60) años de edad, se paró a un costado mío y fijo su mirada en mí, lo cual me inquietó un tanto. Tras unos momentos, me pregunta, sin quitarme la vista: “¿Usted es Sergio Cárdenas, cierto?” Me sorprendí en demasía y con no poca estupefacción, le respondí que sí, que efecto, yo era ese Sergio Cárdenas. “Usted no me conoce”, continuó la señora, “pero yo a usted lo conozco muy bien, pues lo ha visto muchas veces en el Palacio de Bellas Artes, de México”. “Caramba, ¡qué increíble coincidencia!”, comenté. “Mire, soy Juanita Argerich, la mamá de Martha Argerich”. La verdad, no daba yo crédito de lo que estaba viviendo en el Lobby del Teatro de los Campos Elíseos. “Deduzco que no tiene usted boleto para entrar al concierto. ¿Verdad?” “No, señora Argerich, por eso estoy haciendo fila.” “Pues nada, venga conmigo, yo traigo un boleto extra que con gusto se lo ofrezco”. Juanita Argerich, cuyo apellido original era Heller, era una judía ucraniana, que jugó un papel determinante en la vida de su hija Martha, quien ha sido una de los grandes pianistas prodigio de la historia.
Entramos al teatro y escuchamos el concierto, al término del cual, Juanita (así me referiré a ella en lo sucesivo) me dijo que fuéramos a saludar a Daniel, a quien ella conocía muy bien. Al llegar al camerino, Juanita, en efecto, me presentó con Barenboim: “Mira, Daniel, te presento a Sergio Cárdenas, un director de orquesta mexicano.”, a lo que Barenboim respondió con un rictus que me pareció de rechazo y a duras penas me extendió la mano para saludarme, tras lo cual se dio la media vuelta y procedió a atender a otras personas. El (des)encuentro duró menos de un minuto, Es lo más que he estado cerca de este personaje.
Pero a raíz de ese encuentro fortuito en el lobby del Teatro de los Campos Elíseos, desarrollé una bonita y cálida amistad con Juanita, que siempre se mostró cariñosa y comunicativa conmigo. Ella rentaba un acogedor departamento en el Quai aux Fleurs, al margen del Sena, frente a la catedral de Notre Dame. Con frecuencia la visité y tuvimos conversaciones muy interesantes. En cierta ocasión, me invitó a comer para que la acompañara en la visita que le hizo el director Maksimiuk, de la Orquesta de Cámara de Varsovia: un tipo arrogante, más o menos del corte de Barenboim, aunque sin la fama de este último (Rilke decía que la fama era la suma de los malos entendidos alrededor de un nombre).
En alguna ocasión, Juanita me invitó para que la acompañara a una cena/fiesta en uno de los departamentos de la Cité Universitaire. Cuando llegamos, aquello estaba totalmente abarrotado, a duras penas pudimos entrar. Ahí le pregunté a Juanita que a quién habría que agradecer le invitación a esa fiesta, a lo que me respondió: “Ni idea, a mi me pasaron la invitación.” Tomamos unas pocas copas de un vino tinto, no alcanzamos bocadillo alguno. Al no conocer a nadie ni poder entablar conversación ante tanto tumulto y ruido, optamos por salirnos sin habernos enterado de quién organizaba esa fiesta.
Recuerdo que una tarde, Juanita me pidió que la acompañara a visitar al pintor mexicano Manuel Felguérez (1928-2020). Felguérez nos convidó unas copas de vino. Su lugar de trabajo y residencia era un muy pequeño apartamento en el centro de Paris que, nos dijo, era propiedad de Francisco Toledo, quien se lo rentaba por algunos meses al año. Felguérez había construido un tapanco que le funcionaba como recámara. Fue una visita con una amigable y agradable conversación.
Una tarde que Juanita me había invitado tomar café en su departamento, sonó el teléfono hacia la seis de la tarde. Llamaba una de sus nietas (hija de Martha); lo hacía desde la Gare del’Est, la estación de ferrocarril en la que estaba por abordar el tren a Ginebra (Suiza). No supe cuál de las tres nietas le había llamado, pero al colgar el teléfono, Juanita irrumpió en lágrimas, muy triste porque su nieta, que ya había pasado una semana en París, sólo se comunicó con su abuela cuando ya tenía un pie en el estribo rumbo a Suiza.
Poco tiempo después, cuando tuve necesidad de pasar varios días en París, Juanita me consiguió el departamento del entonces joven pianista Jean-Efflam Bavouzet, donde me hospedé (gratuitamente) durante una semana mientras Jean-Efflam andaba no sé en qué parte de Francia tocando conciertos. Dato curioso: nunca he tenido la oportunidad de conocer de manera personal a Jean-Efflam; sé que ha tenido una brillante carrera, de la que forma parte su actividad pedagógica impartiendo cursos magistrales de perfeccionamiento pianístico. Claro que tras aquella semana que Juanita me había conseguido, escribí una bonita carta de agradecimiento a Jean-Efflam, misma que jamás contestó. (https://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Efflam_Bavouzet).
Un par de años después, coincidí con Juanita en un concierto de la Filarmónica de Munich dirigido por Celibidache, en la capital bávara. Para entonces, Juanita ya sufría mucho los estragos del cáncer. En la primera parte del concierto, con obras de Wagner, se incluyó la conmovedora “Música Fúnebre de Sigfrido”, de “El Ocaso de los Dioses”. La exposición de Celibidache, tan intensa y con tanto poderío dramático, convirtió a Juanita en un auténtico mar de lágrimas. En el intermedio, cuando ya estaba más calmada, estuvimos conversando teniendo en nuestras manos el programa de mano de ese concierto, que Juanita ojeaba con curiosidad. En esas estaba, cuando me preguntó: “¿tú crees que Celibidache es una gente honesta?” A lo que respondí: “Claro que sí, estoy totalmente seguro”. “Pues mira”, me dijo, “te voy a demostrar que no lo es cienporciento”. Procedió, entonces, a mostrarme la página en la que se anunciaba el programa del siguiente concierto de la Filarmónica, en el que aparecía Elena Bashkírova (hija de Dmitri Bashkirov y esposa de Barenboim) como pianista solista. “¿Cómo es que Celibidache programa como pianista solista a una persona que dista mucho de ser eso?. ¿Ya ves que Celbidache no es my honesto?”
Creo que ya no contesté a esas preguntas de Juanita. Yo había conocido a Elena Bashkírova allá por septiembre de 1980, cuando ella acompañó a su entonces marido, Gidon Kremer, en su viaje a México para debutar con la Orquesta Sinfónica Nacional, en el Festival Chaikovski que yo había organizado. Cedí mi departamento a Elena y a Gidon durante su estancia en México, que incluyó un viaje a Chihuahua, Chi. para tocar el concierto inaugural del Nuevo Teatro de los Héroes, concierto al que asistió el Presidente López Portillo.
Regresando a París: estuve muy contento de pasar esas semanas en la capital francesa, lo que me dio oportunidad de varias visitas al Museo del Louvre, al de Orsay, al Petit Palais, a la Orangerie, al Jeu de Paumes, etc., donde tuve vivencias emocionantes contemplando maravillosas exposiciones (permanentes y temporales).
Cuando ya estaba a punto de concluir mi periplo parisino estudiando francés, recibí una llamada de Ludwig Baumann: me comentó que al entonces Agregado Cultural de México en Berlín Oriental, el magnífico Víctor Balvanera (había yo coincidido con él cuando ocupó la misma posición en Polonia) le urgía hablar conmigo, que si yo autorizaba que le compartiera mi contacto en París. Unos minutos después, Balvanera me estaba llamando al hotel en París. Tras las salutaciones de rigor, me preguntó: “¿Te interesa dirigir la Orquesta Estatal de Weimar (Staatskapelle Weimar)?” “Oh”, respondí agitado, “¿cuánto hay que pagar para ello?”. Balvanera se rio mucho por mi pregunta. Pero yo sabía bien de lo que estaba él hablando: la Orquesta de Weimar es una de las grandes, legendarias orquestas alemanas, cuya historia se remonta al año de 1491, es decir, en 1984 estaba por cumplir 500 años de tradición orquestal. Algunos de los datos sobresalientes de su historia: J. S. Bach fue su director musical; también Franz Liszt, con esa orquesta Wagner estrenó su ópera “Lohengrin” y R. Strauss su grandioso poema sinfónico “Don Juan”. Es decir, yo entendía muy bien que se trataba de una grandiosa oportunidad musical. Desde luego que acepte de inmediato, sin siquiera saber si me pagarían honorarios, etc.
Acto seguido viajé a Ansbach, pues ahí estaba el frack, y seguí el trayecto hasta Berlín, en cuya terminal de ferrocarril Balvanera ya estaba esperándome para trasladarme, en su vehículo, a Weimar, a donde llegamos ya entrada la noche del domingo 3 de marzo, 1985. El primer ensayo tuvo lugar a las 10 de la mañana del día siguiente.
La primera obra a ensayar, fue la Sinfonía no. 6, en Fa-mayor, “Pastoral”, de Beethoven. Aún no he olvidado el tremendo impacto que causó en mí el inicio del primer movimiento de esa grandiosa pieza: la sonoridad fina, suave pero precisa, directa y expresiva, afinada y siguiendo “a pie juntillas” las más delicadas e insinuantes señales de mis movimientos como director, me hicieron saber, confirmar, tras apenas unos cuantos compases, que estaba yo teniendo el privilegio de hacer música con una grandiosa orquesta. Y así siguieron los ensayos subsecuentes. Al día siguiente, el martes, me pidieron que pasara a la oficina del director a firmar el contrato. Ahí me atendió la Sra. Gänsch, secretaria del director. Al presentarme ante ella, me felicitó, lo cual me extrañó, pues no imaginé recibir de ella ese elogio. Agradecí su felicitación agregando que para mí era un verdadero honor hacer música con la Staatskapelle Weimar. “Lo entiendo”, dijo, “pero no es nomás así. Si bien ahora los integrantes de la orquesta están hablando muy bien de usted, la verdad es que estábamos my preocupados: al enterarnos que vendría un mexicano a dirigir Beethoven, nos preguntamos <qué porquería podría resultar>” Estuve a punto de soltarle una bofetada, pues a pesar del elogio, me pareció insultante la manera en que me habían prejuiciado. El miércoles, el jefe de personal de la orquesta, el violinista Hans Fischer, vienés de nacimiento, me pidió que lo acompañara a la oficina del director. Al dirigirnos hacia esa oficina, me pidió que le mostrara el contrato que yo había firmado el día anterior (la verdad, estaba yo tan entusiasmado con lo que se estaba logrando musicalmente con la orquesta, que los honorarios me tenían sin cuidado, más aún a sabiendas de que el dinero que me darían, en Europa occidental casi ni tendría valor. De hecho, lo gasté todo en Weimar, comprando partituras y algunos libros.)
Ya estando en la oficina del director y de nuevo con la Sra. Gänsch, el Sr. Fischer le reclamó que me hubieran ofrecido unos honorarios que, dijo, “son insignificantes en comparación con el espléndido trabajo que está haciendo el Maestro Cárdenas con nuestra orquesta”. Fischer fue tan enfático y contundente, que decidieron duplicar los honorarios originales, hecho que constituyó un gran estímulo para mí.
Es menester hacer un poco de historia relacionada con la invitación a dirigir en Weimar. A finales de septiembre de 1984, el compositor mexicano Manuel Enríquez organizó una cena en su casa para “cerrar con broche de oro” la edición de ese año del Foro Internacional de Música Nueva, que él había fundado. Invitado a esa cena estuvo el compositor alemán, de Berlín Oriental, Siegfried Matthus. Enríquez me presentó con Mathus vertiendo elogios sobre mi persona y desempeño como director sinfónico, haciendo notar que apenas unas semanas antes había yo renunciado a la OSN. Conversando con Mathus, él quiso saber qué planes tenía, a lo que comenté que pronto estaría yo viajando a Alemania, a buscar fortuna en los podios de por allá.
Resulta que justo la última semana de febrero de 1985, Matthus se encontraba en Weimar porque se exponía una obra de su autoría. En esa semana, como sucedía con frecuencia en la RDA, se supo que el director invitado para los conciertos de la primera semana de marzo, había huido a la RFA (Alemania Occidental), por lo que empezó la búsqueda de un director que lo sustituyera. En cierto momento, lo comentaron con Matthus, a lo que él respondió que sabía de un director mexicano que había sido titular de la Sinfónica Nacional y que recién había llegado a Alemania. Matthus sugirió que indagaran en la embajada mexicana de Berlín Oriental, dando como resultado que se contactaran con Víctor Balvanera, a quien hicieron saber sus intenciones. Y así fue como Balvanera me localizó en París y se desencadenaron los acontecimientos ya descritos. Reitero mi agradecimiento al compositor Matthus, por el “empujón” que propició este triunfal inicio de mi segunda etapa europea; aquí una vínculo para mayor información sobre Matthus:
https://onomatopeyadeloindecible.blogspot.com/2021/08/siegfried-matthus-1934-2021.html
Los dos conciertos que dirigí esa semana en el Teatro Nacional de Weimar, fueron muy exitosos, así también documentados por la crítica, que puede ser consultada en el vínculo siguiente:
https://onomatopeyadeloindecible.blogspot.com/2021/07/con-la-staatskapelle-weimar-en-1985.html
En suma, la estancia en París tuvo algunas muy afortunadas repercusiones; considerando que apenas unos meses antes había yo salido de México sin tener invitación o contrato alguno para dirigir en Alemania o Europa, me sentí tremendamente agraciado que justo la primera oportunidad de dirigir en Alemania en esta nueva etapa de mi vida, fuera con la maravillosa Staatskapelle Weimar.
Ciudad de México; el 10 de mayo de 2025.
sábado, 3 de mayo de 2025
JOSÉ ANTONIO ALCARAZ en CONFRONTACIONES. El creador frente al público.
JOSÉ ANTONIO ALCARAZ en CONFRONTACIONES. El creador frente al público.
El 10 de octubre de 1984, el compositor, musicólogo, teatrólogo, crítico certero, lapidario, humorístico, resistió el embate del público universitario de la UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA-Azcapotazalco, cuando desafió a sus entrevistadores al presentarse en el marco del ciclo de conferencias “Confrontaciones. El creador frente al público.” Lo ahí expuesto fue publicado por la Coordinación de Extensión Universitaria de esa Universidad en el número 12 de su Colección Laberinto, el 10 de mayo de 1985.
Recojo el siguiente texto de las páginas 22,23 y 24 de esa publicación:
PREGUNTA: ¿A qué crees que se deba la salida de Sergio Cárdenas? Lo pregunto porque yo nada más supe que salió y que nadie dio su opinión de nada.
RESPUESTA de JAA: Perdón, mi artículo de Proceso está bien clarito: Interrumpí la serie que estaba publicando para hablar de esto. Es muy simple. Sergio Cárdenas fue una gente independiente, con decisiones propias, con capacidad evolutiva. No tuvo al momento de su salida de la Sinfónica Nacional las mismas características que tenía cuando ingresó como director de ella, obviamente. Es más, yo diría que recorrió el camino de los antagonismos. Empezó como una gente sumamente conservadora y desinteresada por completo de lo que sucedía en la música mexicana; terminó exactamente en el lado contrario. El saldo a favor de Cárdenas es my positivo; durante los tres últimos años de su gestión hizo cosas fantásticas, magníficas; ese fue el más grande obstáculo para que él permaneciera ahí.
Esto fue una intriga palaciega, muy claramente armada y llevada a cabo por este grupo de funcionarios de segunda fila. En la marca de Aquitania; en otra época y lugar: el Estado de Aguascalientes, allí nació la caída de Sergio Cárdenas. Se hizo un festival en Aguascalientes, que no era simplemente una serie de conciertos; había una serie de actividades pedagógicas, de cursos, para los que renovaron por completo la calidad de la ejecución en todas las orquestas y en todas las bandas de la región. Se actualizaron los conocimientos de los maestros, que a su vez iban a difundirlos entre los alumnos, etc. Una serie de actividades magníficas. Pero, obviamente, esto interfería con intereses personales.
En el momento en que Sergio Cárdenas empezó a tomar decisiones autónomas con respecto a la conducta artística del festival y a las áreas administrativas del mismo, firmó su sentencia de muerte. Porque empezaron a nacer los resentimientos, hubo un enfrentamiento público muy fuerte entre ellos hace dos años. Di cuenta de él y llamé a uno de los protagonistas el Compadre Mendoza, porque esa es exactamente la actitud de él: logró hacer una cuña dentro de la Orquesta Sinfónica Nacional y…es muy fácil, te lo cuento en tres palabras:
Desde febrero de este año se le debía un aumento de salario a la orquesta; los trámites burocráticos llevan tiempo, ya se sabe. Se les debía a los músicos el total de sus honorarios por el Festival de Oaxaca, les prometieron muy vagamente una serie de mejoras; entonces se movieron las cosas de modo que se les dijo my claro: “si Cárdenas se va, ustedes reciben toda esa cantidad y tendrán todas las mejoras que quieran”. ¿El resultado?…La orquesta, en un setenta por ciento, votó por la salida de Cárdenas y quienes diseñaron esta salida de esta intriga palaciega están muy tranquilos despachando en su oficina en Bellas Artes. Ayer, en la noche, se pavoneaban en el pasillo de Bellas Artes en la función del Ballet del Cincuentenario. Y esto te lo sostengo en un juzgado. No podemos tolerar a alguien con capacidades individuales, con energía, con testosterona, que sepa, pueda, quiera y logre hacer las cosas. Eso es muy claro…
sábado, 26 de abril de 2025
Más alta distinción del H. Congreso de Tamaulipas (México)
En mayo de 2007, tuve el honor de ser investido con la más alta distinción que confiere el H. Congreso del Estado de Tamaulipas, la Medalla "Luis García de Arellano", razón por la cual mi nombre se inscribió en el Muro de Honor y mi fotografía con la Medalla, colocada en la Galería del recinto de ese H. Congreso.
sábado, 19 de abril de 2025
Poemas de ERICH FRIED
Poemas de
ERICH FRIED
(https://es.wikipedia.org/wiki/Erich_Fried)
Del poemario Es ist was es ist
(Es lo que es), editado por Verlag Klaus Wagenbach, Berlín, 2012.
Traducciones de SERGIO CÁRDENAS*
realizadas durante el vuelo KL0685, de KLM, el 16 de enero de 2013,
trayecto Amsterdam-Ciudad de México.
UNA PEQUEÑEZ
No sé qué es el amor
Pero quizás
Es algo como esto:
Cuando ella
Regresa a casa desde otro país
Y con orgullo me dice: “Vi
Una rata de agua”
Y yo me acuerdo de estas palabras
Cuando despierto en la noche
Y al día siguiente en el trabajo
Y deseo
Oír una vez más
Que ella diga las mismas palabras
Y también
Que ella de nuevo luzca
Exactamente como
Cuando las dijo…
Yo pienso que eso es quizás amor
O algo que se parece mucho a eso.
COMPETENCIA INJUSTA POR LA MAÑANA
Cuando te propuse hacer el amor
Declinaste
Y me explicaste:
“Acabo de conocer
A un. Hombre amable
En el sueño
Era ciego
Y alemán. ¿No es cómico?”
Te deseé bonitos sueños
Y bajé
A mi escritorio
Pero tan celoso
Como casi nunca lo he estado.
QUIZÁ
Recordar
Es
Quizá
La manera más tormentosa
De olvidar
Y quizá
La más amigable
Que atenúa
Este tormento
UNA ESPECIE DE POEMA DE AMOR
¿Quién te añora
Cuando yo te añoro?
¿Quién te acaricia
Cuando mi mano te busca?
¿Soy yo o son
Las sobras de mi juventud?
¿Soy yo o son
Los inicios de mi vejez?
¿Es mi voluntad de vivir
O mi temor de la muerte?
¿Y porqué debe significarte
Algo mi añoranza?
¿Y qué te aporta mi experiencia
Que a mí sólo me entristeció?
¿Y qué te dan mis poemas
En los que sólo digo
Qué tan pesado me resulta
Dar o ser?
Y sin embargo brilla el sol
En el jardín cuando hay viento antes de llover
Y perfuma el prado moribundo
Y el aligustre
Y yo te veo
Y mi mano te palpa
RESPUESTA A UNA CARTA
Leo eso
Que escribes
De tus malos modales
Bien que lo escribas
Pero eso no es consuelo
Para mí que
Todos esos
Malos modales
Están tan lejos de mí
Pero yo quiero
Tenerlos muy cerca
Y cuando intento
Pensar en cada uno de ellos
(En tus malos modales
Como los enlistaste)
Entonces me da miedo
Y considero
Que me debo esforzar
Para que mis buenos modales
Merezcan al menos
La mitad de tus malos modales
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
¿Dónde vive?
En la casa junto a la desesperación
¿Con quién está emparentada?
Con la muerte y el miedo
¿A dónde se irá
Cuando se vaya?
Nadie lo sabe
¿De dónde ha venido ella?
De muy cerca o muy lejos
¿Cuánto tiempo se quedará?
Si tienes suerte
Tanto como vivas
¿Qué te exige?
Nada o todo
¿Qué significa eso?
Que es una y la misma cosa
¿Qué te aporta
(O me aporta) a cambio?
Exactamente lo que se lleva
No retiene nada
¿Te atrapa
O me atrapa?
¿O nos libera?
Nos puede suceder
Que nos regala la libertad
Estar libre de ella
¿Es bueno o malo?
Es lo peor
Que nos puede suceder
¿Qué es ella en realidad
Y cómo puede ser definida?
Se dice que Dios ha dicho
Que él es ella.
HABLAR
Hablarle a los hombres
De La Paz
Y pensar en ti
Hablar del futuro
Y pensar en ti
Hablar del derecho a la vida
Y pensar en ti
Del temor del prójimo
Y pensar en ti
¿Es eso hipocresía
O es, finalmente, la verdad?
VIAJE DE REGRESO A BREMEN
Otoño tardío
La primera nevada
Las carreteras nocturnas
Heladamente resbalosas
Pero ir hasta ti
Luego, en la alborada gris
El tren
Monótono
Cansado
Pero ir hasta ti
Atravesar tu tierra
Y atravesar
Mi vida
Pero ir hasta ti
Hasta tu voz
Hasta tu ser
Hasta tu tuteo
Hasta ti
PERO NO
La vida
Seria
Quizá más fácil
Si yo
No te hubiera encontrado
Menos triste
Cada ocasión
Que nos tuvimos que separar
Menos miedo
Ante la próxima
Y ulterior separación
Y no habría tanto
De esta importante añoranza
Cuando no estuvieras
Que sólo desea lo imposible
Y de inmediato
En el siguiente momento
Y que después
Porque no puede darse
Se siente golpeada
Y respira con dificultad
La vida
Sería quizá
Más fácil
Si yo
No te hubiera encontrado
Sólo que no sería
Mi vida
PERO…
Primero me enamoré
Del brillo de tus ojos
De tu sonrisa
De tu alegría de vivir
Ahora amo también tu llanto
Y tu miedo de vivir
Y el desamparo en tus ojos
Pero quiero ayudarte
Contra el miedo
Pues el gozo de mi vida
Es todavía el brillo de tus ojos
POR EJEMPLO
Algo
Puede ser irrisorio
Como por ejemplo
Besar mi teléfono
Cuando yo
Oigo tu voz
En él
Aún más irrisorio
Y más triste
Sería
No besar
Mi teléfono
Cuando yo
No te pueda besar
EROTISMO
Liberación contigo
Para que nunca más
Tengamos que ser desvergonzados
Ni tengamos que explicar
“No hay nada más
En ello”
Finalmente podemos hacer
Tú conmigo
Yo contigo
Todo lo que queremos
También eso
En lo que hay mucho
Y lo que nunca haríamos
En otras circunstancias
Y que no se lo contaríamos
A nadie
EXPECTACIÓN
Tu voz lejana
Muy cerca en el teléfono…
Y pronto desde la cercanía
La oiré más lejos
Cuando desde tu boca
Hasta mis oídos
Tome el largo camino
A través de tus pechos
Sobre el ombligo
Y el pequeño promontorio
A lo largo de tu cuerpo
Que ves desde lo alto
Hasta abajo a mi cabeza
Cuya cara
Está enterrada entre tus muslos alzados
En tu bello
Y en tu regazo
ENTREACTO
Y cuando mi dedo índice
Ya esté húmedo de ti
Y me tomo el tiempo
Para con la punta
Sobre tu estómago
Pintar un corazón
De tal manera que tu ombligo
Esté en el centro del corazón
En el que se supone que la flecha de cupido
Horadó el corazón
Y sólo entonces
Cuando has adivinado
Que era un corazón
Lo que dibujé
Sobre ti
……..
¿QUÉ?
¿Qué me significas?
¿Que me significan tus dedos
Y qué tus labios?
¿Qué me significa el sonido de tu voz?
¿Que me significa tu olor
Antes de nuestro abrazo
Y tu perfume
Durante nuestro abrazo
Y después de él?
¿Qué me significas?
¿Qué te significo?
¿Qué soy?
DIFICULTANDO
Verte sólo una vez
Y luego nunca más
Debe ser más fácil
Que verte una vez más
Y luego nunca más verte
Verte una vez más
Y luego nunca más
Debe ser más fácil
Que si te viera otras dos veces
Y luego nunca más
Verte dos veces más
Y luego nunca más
Debe ser más fácil que verte tres veces más
Y luego nunca más
Pero soy un tonto
Y quiero aún verte
Muchas veces
Antes que yo
No te pueda ver más de nuevo
LO QUE ES
Es locura
Dice la razón
Es lo que es
Dice el amor
Es infortunio
Dice el cálculo
No es más que dolor
Dice el miedo
No tiene futuro
Dice la prudencia
Es lo que es
Dice el amor
Es irrisorio
Dice el orgullo
Es irresponsable
Dice la cautela
Es imposible
Dice la experiencia
Es lo que es
Dice el amor
DEL AHORRO
Una antigua manera de ahorrar
Es el cochinito
De los cochinitos se deriva
Quizá la palabra cochinadas
Pues con frecuencia hay que ahorrar
Para una cochinada
En la que después
Se aplicarían los ahorros
Entre más mortal la cochinada
Se ahorra con más vivacidad
Entre más asesinan
Más asesino es el ahorro
Por ejemplo, por cada proyectil
Se debe ahorrar mucho
Ahora debe uno ahorrar
Para que entonces no quede otra opción
Si las cuentas no cuadran arriba
Significa que hay que ahorrar abajo
Pues las cochinadas
Casi siempre disponen
De los cochinos gordos
Con cargo a los cochinos pobres
*Premio Nacional de Artes y Literatura - Bellas Artes - 2021, México.