viernes, 18 de julio de 2014

En el num. 2 del mensuario DE LARGO ALIENTO


Un cuarto de siglo del Conaculta

Creadores subvencionados y burocracia de élite

 

El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes ha cumplido 25 años y para ello efectuó un convivio impulsado por el presidente Enrique Peña Nieto. Pero, ¿dónde están las políticas de Estado con respecto a la cultura y qué se hace con ellas? Cinco creadores contestan la pregunta.
Sergio Raúl Lópezhttp://www.delargoaliento.net/images/cierre.jpg

Ninguna creación artística tiene, de origen, propósito alguno elitista, afirma enfático, por su parte, el director orquestal y compositor tamaulipeco Sergio Cárdenas. Y explica: “En los albores del siglo XX Rilke planteó, en su soneto ‘Torso arcaico de Apolo’, la esencia de la manifestación artística: no es tanto el que uno como espectador o receptor del arte asuma una pasividad total ante su encuentro, sino que en el proceso mismo de contemplarlo (visual, sensual o auditivamente) es el arte el que nos observa, el que nos mira y nos arenga: ‘Debes cambiar tu vida’. Apunta Rilke a una de las cualidades esenciales de lo artístico: su transformante poder comunicativo, que impacta por fuerza de su belleza, de su congruencia interna, de la economía de sus medios expresivos, de la intensidad con la que enuncia su contenido. Nada de esto puede ser, en sí mismo, elitista —continúa Sergio Cárdenas—. Cierto es que con no poca frecuencia la desinformación, el desconocimiento, la indolencia e incluso la manipulación educativa se suman a la dificultad de apreciar lo artístico y de hacerlo de manera gozosa, desprejuiciada, abierta. Se agrega la imposición que llevan a cabo supuestas autoridades culturales que ni siquiera han entendido la encomienda que tienen, pues se escudan en el rating barato e irresponsable que abona a la distracción y el entretenimiento ante el pavor de que el individuo pueda salirse de su control al crecer interiormente y, por ende, cambiar su vida tras la vivencia artística. Con demasiada frecuencia he escuchado peticiones de alcaldes, directivos de festivales y similares, insistiendo en que los conciertos que les ofrezca incluyan sólo ‘obras facilitas’, de esas que ‘la gente puede comprender’. Con peticiones de este talante, esos idiotas no sólo proyectan su mediocridad sino intentan a la vez imponerla a sus comunidades. Mozart seduce en cualquier parte del mundo no porque sea parte de un arma del imperialismo cultural centroeuropeo, sino por la tremenda honestidad humanista con la que su música hermosa y cautivadora nos escudriña, con la que hurga en nuestras entrañas emocionales, con la que nos brinda un atisbo de paradisíaca  eternidad”.

Concluye el ex director de las orquestas Sinfónica Nacional y Filarmónica de Querétaro: “Las artes, que son la sustancia misma de lo cultural, son verdaderas armas para la vida. No es fortuito el hecho de que la raíz etimológica de arte sea la misma que de arma: ya los antiguos romanos introdujeron ese concepto en el que el arte, por lo ya mencionado, se yergue como arma interior, emocional, creativa, energética para continuar avanzando en el devenir cotidiano hasta que uno se confirme como ser humano pleno, sensible, responsable, generoso y solidario”.


El Estado tiene entre sus principales encomiendas la tarea de velar por el desarrollo integral de la sociedad en un contexto de seguridad y paz, recuerda Sergio Cárdenas, autor de piezas tan importantes como “Un rap para Mozart”, “Huapangos”, “Boleros sin palabras” y “Guardián de tu soledad”, pero también la sociedad es corresponsable de este quehacer. Así lo define: “En este contexto, el Estado debe incidir ahí donde se han generado desbalances que atenten contra el desarrollo integral de la sociedad. Por razones de irresponsabilidad, ignorancia, insensibilidad y otras linduras, algunos seudoeconomistas apoyan propuestas para que los gobiernos se desentiendan cada vez más de sus responsabilidades para con lo artístico y lo cultural, más con lo primero que con lo segundo. Argumentan: ‘Quien quiera arte, que lo pague de su bolsa’. Es, desde luego, un seudoargumento, pues todos pagamos impuestos, de manera directa o indirecta, de donde incluso salen los emolumentos para esos mismos funcionarios. Nada hay de error en el cumplimiento de las encomiendas del Estado cuando se aboca a apoyar la creatividad artística”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario