viernes, 26 de diciembre de 2014

45 años como compositor musical


 


“Una obra musical se debe vivenciar en su propio tiempo; las grabaciones son simples documentos”, Sergio Cárdenas
Escrito por Juan José Flores Nava on noviembre 20, 2014


45 años han transcurrido desde que el maestro Sergio Cárdenas —director fundador de la Orquesta Filarmónica de Querétaro— expusiera de manera pública una obra musical de su autoría. Fue en 1969: el coro del Departamento de Música Sacra del Seminario Teológico Presbiteriano de México interpretó, durante el culto de graduación de ese año, su pequeño motete para coro mixto a capella Oh, sálvame, Dios de amor. El propio Sergio Cárdenas, quien era uno de los graduados, se encargó de dirigir su pieza. Tal vez es este inicio el que ha hecho que hasta ahora un buen porcentaje de sus composiciones lo ocupe la música vocal y, más aún, la coral.
El catálogo de obras de Sergio Cárdenas (Ciudad Victoria, Tamaulipas, 17 de junio de 1951) incluye alrededor de 120 piezas. Nade menos: hace unos días, el pasado 9 de noviembre, la Radio Cultural de Alemania programaba su obra  The Flower is a Key (A Rap for Mozart), que escribió para los 12 Violonchelistas de la Filarmónica de Berlín por encargo de ellos mismos, sobre un poema del guanajuatense Dyma Ezban. A lo largo de la transmisión, escribiría Cárdenas un poco más tarde, “me emocionó encontrarme en compañía de J. Brahms, E. Grieg, A. Dvorak, K. Szymanowski, L. Bernstein, G. Gerschwin y R. Strauss”.
Quizá lo más fundamental de la obra de Sergio Cárdenas se encuentra grabado en siete discos compactos editados en Alemania y Polonia. Columpios y Sonrisa de amor son sus más recientes producciones discográficas. Pero su talento y disciplina no sólo lo han llevado a expresarse con música o a través de la música, también lo han hecho hablarle al mundo por medio de la escritura, labor de la que dan cuenta volúmenes como Música vocal, Allá por el norte, Un Rap para Mozart, Estaciones en la música y Una dimensión no lineal. Ha traducido del alemán original al español más de 80 poemas y las Elegías Duinenses del poeta checo Rainer Maria Rilke, además de casi medio centenar de poemas de autores alemanes contemporáneos.
Como director de orquesta ha estado al frente de la Sinfónica de la Universidad de Música Mozarteum, de Salzburgo, Austria (1975-1979); Sinfónica Nacional (1979-1984); Sinfónica de Hof, Alemania, (1985-1989); Filarmónica del Bajío / Filarmónica de Querétaro (1986-1997); Orquesta Sinfónica de El Cairo, Egipto, (2003-2004); y Orquesta Sinfónica de la Escuela Nacional de Música-UNAM (2005 a la fecha). Para celebrar los 45 años como compositor del maestro Sergio Cárdenas, compartimos con los lectores de Mamborock algunos de sus postulados.
Escribir es un acto de amor
Escribir es un complemento importante a mi quehacer artístico. No significa transmitir información: es un acto de amor, en tanto que expresión generosa, y es un acto de conciencia, en tanto que expresión documental del propio devenir. De manera similar que cuando dibujo símbolos en un papel pautado, escribir obedece a una necesidad interior de liberar energías que se acumulan en mí durante los diversos procesos de asimilación y maduración de la vida; son energías que me exigen ser liberadas a fuer de que de no ser así, terminen dañándome.
Dependencia excesiva de lo virtual
Algunos de los principales defectos en la formación de los jóvenes en las escuelas y conservatorios de música son el no entender el fenómeno del sonido, la imposición del metrónomo como un elemento para quitarle al ser humano cualquier capacidad de sentido del ritmo (reto a hacer el amor todo el tiempo siguiendo un metrónomo) y la dependencia excesiva de lo virtual (grabaciones, teclados electrónicos, videos). Esto último hace que al final los estudiantes ya no se aprendan una obra desde la partitura, sino desde una grabación con todo los aciertos y errores que ésta pueda tener.
Un gran defecto
Algunos músicos profesionales me lo han dicho: “Usted tiene una gran defecto: para usted lo más importante es la música y eso a nosotros no nos interesa.” ¡Qué lástima que el Estado gaste tanto dinero en alguien que no le interesa cumplir para lo que le están pagando! Porque, así es: para mí cualquier actividad artísticas debe tener como punto de partida un imperativo personal. Una necesidad personal de que uno mismo no se siente satisfecho, de que uno mismo no es uno mismo si no está haciendo eso. La satisfacción de sentirse completo con lo que uno hace es una manera de trascender al propia devenir. De ahí viene el apasionamiento por el ejercicio que uno practica. Si uno es un apasionado de la música, significa que sin la música uno sufre. Pero si aprendo a tocar violín sólo porque mi papá era violinista, estoy en el camino equivocado.”
Macdonalización del fenómeno musical
Siempre he tratado de que se incluya música mexicana en todas las agrupaciones en que he estado. Y muchas de las personas a las que les he hablando de este deseo de incluir música mexicana en las orquestas en lo primero que piensan es en el mariachi. De entrada no hay nada de malo en ello. Lo malo es cuando se pretende promover sólo al mariachi como lo más representativo de la música mexicana, porque de entrada está discriminando una gran cantidad de manifestaciones. Si sólo es el mariachis, ¿qué pasa con la música de los coras, de los tarahumaras, de los pueblos purépechas; qué pasa con la música de la región del Golfo o con la de la Huasteca…? En fin, hay tantas manifestaciones que ese intento un tanto estadounidense de unificar la identidad nacional bajo un solo criterio, me da la impresión de que es una especie de macdonalización del fenómeno musical, para que en todo el país sea igual.”
El mejor sinfonista mexicano
En mi opinión, el mejor sinfonista hasta ahora que ha dado México se llama Candelario Huízar. Es un compositor que en función de esa necesidad creativa era extremadamente exigente. Son varias las obras suyas que no pueden ser tocadas por principiantes, mucho menos por gente que no tiene un compromiso real con la música. ¿Qué ha sucedido desde hace 50 años o más con la obra de Huízar? Pues que los directores se resisten a hacerla porque hay que trabajar mucho, hay que saber ensayar.
Vivir la música en su tempo
Una obra musical se debe vivenciar en su propio tempo. Pareciera que me contradigo porque yo mismo he hecho muchísimas grabaciones, pero hay una diferencia entre entender, asumir y escuchar una grabación como simple documento, a creer que es el fenómeno musical en sí. Porque una grabación no traslada el espacio acústico (o sala de concierto) donde se generó a cualesquiera de los lugares en donde se escucha (la sala de mi casa, por ejemplo). Es decir, una grabación no es la vida musical. Si lo fuera, entonces cualquier película pornográfica sería sustituto de una experiencia sexual. La música no existe en ningún otro lado fuera del lugar en que se da como expresión humana en vivo. Cuando deja de sonar, no existe más.
Que la gente aplauda
Los jóvenes compositores en México no tienen caminos para dar a conocer su trabajo. Nuestros directores y nuestras orquestas no les dan la posibilidad. A la par de las autoridades, en términos generales (y sin hacer un juicio sumario porque hay quienes hacen muy bien su trabajo), los directores de orquesta en México se han convertido en un obstáculo gravísimo para conocer la música nueva. A ellos lo que les importa es que al final de cada concierto la gente les aplauda. Algunos directores se quejan de que las obras de estos jóvenes compositores están mal hechas. Pero dicen eso porque muchas veces no las han estudiado o ensayado correctamente. Y cuando llegan a tocar una obra, la orquesta termina haciéndolo sin ningún tipo de involucramiento, sin ninguna seriedad, sin ningún compromiso o profesionalismo.

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