domingo, 14 de junio de 2015

en LA DIGNA METÁFORA, 8 de junio de 2015.



Ciudad de México; 8 de junio de 2015.


La peligrosa ascensión de la calidad musical

                                                    Sergio Cárdenas. Foto: Alberto Pérez.

Sergio Cárdenas: medio siglo en la dirección orquestal
Víctor Jesús González
Sergio Cárdenas ha estado en el podio orquestal desde que contaba con 14 años de edad, y ha estado al frente de las mejores sinfónicas del mundo y no se detiene en sus diversos proyectos…

En Alemania los 124 integrantes de  la orquesta más importante del planeta: la Filarmónica de Berlín, se reunieron para elegir al sucesor de su actual director Simon Rattle. Doce horas después de un debate preñado de ideas, no llegaron a un acuerdo. Sergio Cárdenas, el hombre que encamina el sonido con la batuta en sus manos, dice: “No importa. Ahí la economía y el poder esperan: la música es primero”.

Fruto de un desierto cultural llamado Ciudad Victoria, Tamaulipas, Sergio Cárdenas (1951) se distingue por ser el único mexicano que ha ocupado la titularidad de orquestas sinfónicas como la de Hof en Alemania, la de la Universidad de la Música Mozarteum en Austria y la del Cairo en Egipto; asimismo, ha compuesto obras para los 12 Violonchelistas, grupo élite de la Filarmónica de Berlín. Con respecto a esa tradición, explica:

Están más allá de las veleidades, decisiones arbitrarias o frívolas de cualquier político. Ni remotamente a la máxima autoridad, que es el alcalde de Berlín, se le puede ocurrir intentar nombrar a alguien. Ahí es más difícil ser director de la Filarmónica que gobernador. Es la orquesta más internacional del mundo. Entre sus integrantes hay representantes de más de 25 países. La decisión que tomen los va afectar los próximos 15 o 20 años. Eso significa una repercusión en su concepción musical y presencia mediática.

Con la consigna de que un director de orquesta no es un agente de tránsito, ni un batutero, el también ex director huésped  de la Orquesta Estatal de Weimar, Alemania, que en siglos pasados tuvo al frente a Johann Sebastian Bach y a Franz Liszt, da la pauta para saber cómo los mexicanos lograrían tener orquestas de esa calidad artística:
Estoy convencido que encontramos, en términos musicales, mucho más talento en México de manera natural que el que se halla en Europa. Sin embargo, es muy complicado competir: ellos tienen una tradición multicentenaria, además de un mercado activo de la música clásica. En México no hay suficientes apoyos para quien tiene pasión por esta expresión artística. Carecemos de una política cultura clara en la que esté definido qué se debe apoyar y por qué. Se debería dejar el control a la gente que sabe. En nuestro país llega una solista de primer nivel y todo el mundo se desborda en elogios, pero no hace nada para que los artistas nacionales alcancen esa maestría que tanto aplauden. Aquí lo que impera es la mediocridad, porque es una forma de control: si vas subiendo mucho de nivel, puedes volverte peligroso… porque vas a exigir más. 

Alumno de Herbert von Karajan, Witold Rowicki y Sergiu Celibidache, Sergio Cárdenas reflexiona sobre la música que, desde pequeño, encontró cuando su madre lo llevaba dulcemente a escuchar el coro de una iglesia presbiteriana hasta los momentos cúspides de su carrera al convertirse, por ejemplo, en director huésped de la Filarmónica de Cámara de  Polonia.
La música, cuando llega a ser asimilada, entendida en todo su poderío, en toda su dimensión, es divina. Con referencia a Tristan und Isolde, Nietzsche dice que si uno se dedica sólo a escuchar la música se muere. Wagner tomó conciencia de eso, de tal forma que recurrió a la escena, a la luz, al vestuario… para que no fuera sólo música la que estuviera ahí, porque nos mata. La música es tocar la plenitud de la vida. Es trascendencia y ésta debe ser el objetivo último de todo ejercicio artístico.

Políglota, lector de teología, filosofía y traductor, amante de la poesía alemana, el también compositor trae a la charla a Emil Cioran para recordar que, a través de la música, Bach traslada a quien lo escucha a las puertas del Paraíso mientras que Mozart lo introduce y Ludwig van Beethoven, simplemente, se mide al tú por tú con Dios. Desde este punto de vista, Cárdenas entiende la importancia de un director musical:

Es lo que decía Karajan: “Los músicos deben saber cuándo tocar”. En nuestro caso, el director es el propiciador para que todas esas energías confluyan en un solo punto. La función de quien dirige es transmitir el carácter que el impulso de la energía musical exige en ese momento. Si es un brío suave, dramático o violento se debe transmitir de acuerdo con la intensidad. La grandeza de este ejercicio artístico nos abre una perspectiva inconmensurable, una vastedad imposible de aprender. El director musical debe fundirse para poder entrar en esos niveles de trascendencia.

Esta idea es el eje central de un proyecto que Cárdenas ha trabajado por más de una década y que, por fin, en febrero pasado dio resultados: la UNAM aprobó la creación de la licenciatura en dirección musical, que “debe ayudar al aspirante a profundizar en lo que implica el reto de la dirección para no devenir en batuteros”, afirma.

Goleador de niño, amante del café expresso, de caminar, degustador del arte, el también profesor de la Facultad de Música de la UNAM es autor de más de 115 piezas musicales, dos de las cuales han sido especialmente compuestas para los Violonchelistas de la filarmónica más importante del mundo: The Flower is a Key (A rap for Mozart), basada en un poema del guanajuatense Dyma Ezban, y Huapangos, obras que ya se han escuchado en países de casi todos los continentes. Respecto a esta fase de su acción creativa, expresa:
La composición es una energía que se va acumulando en uno y hay un momento en que exige ser liberada, si bien es un proceso tortuoso porque debes encontrar cuál es la sonoridad que se identifica con esa energía a punto de estallar. Por lo tanto, el inicio de cualquier pieza, para mí, es lo más difícil. Debo identificar la sonoridad que corresponde a esa energía. Una vez que la encuentro, la pieza fluye solita. Pero he estado 25 horas peleándome con la armonía, y no me he dado cuenta hasta que ya termino el último compás.

Otra de las recientes satisfacciones del maestro es que la Orquesta Sinfónica de la Escuela Nacional de Música de la UNAM, que él dirige, fue invitada a participar en el Festival Internacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles Young Euro Classic, en Berlín, cuya su actuación en el concierto inaugural fue significativa: recibió casi media hora de aplausos, algo inusual, pues también es la primera vez que un colectivo estudiantil mexicano es convidado a esa fiesta berlinesa.

Sergio Cárdenas está, musicalmente, in crescendo. En diciembre cumple 50 años de haber dirigido su primer concierto y ya tiene nuevos proyectos nacionales e internacionales en espera. Conocedor de la insignificancia de la fama, el poder sonoro de sus palabras sentencia:
El futuro radica en lo que tiene que ver con la complejidad del espíritu humano. En este mar de porquería en el que estamos inmersos, la música de concierto es la oportunidad que tenemos para emerger de ahí…

                                                Foto de Alexander Kolosov.

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