La Dirección Titular de la ORQUESTA SINFÓNICA DE HOF (Hofer Symphoniker),
de ALEMANIA
En septiembre de 1984, tras haber renunciado a la Dirección Artística de la Orquesta Sinfónica Nacional de México (OSN), conversé con mis amigos/mecenas alemanes al respecto. Me dijeron: "Vente para acá tan pronto como puedas. Ya veremos qué podemos organizar aquí". Tomé la decisión de viajar a Alemania a buscar suerte no sólo por el generoso ofrecimiento que me hicieron mis amigos Baumann, de Ansbach, sino porque a los pocos días de haber yo renunciado a la OSN, otras orquestas mexicanas me satanizaron y decidieron cancelar los conciertos que ya tenía yo programados con ellas antes de mi renuncia a la OSN. Así las cosas, viajé a Alemania el 2 de noviembre de 1984 (¡Día de los Muertos! ¿algún significado?), sin tener absolutamente nada seguro en tierras europeas.
Buscando la manera de aprovechar la estancia europea, de la que no tenía idea cuánto tiempo duraría, me inscribí en un curso intensivo de francés en la Alianza Francesa, de París, curso que me ocuparía todo el mes de febrero de 1986 en la capital francesa.
Estaba yo a punto a viajar a París desde Ansbach, en la Franconia Central de Alemania, cuando mi amigo/mecenas Ludwig Baumann me comunica que hay una convocatoria internacional para el puesto de Director Titular (Chefdirigent) de la Hofer Symphoniker. Hof es una ciudad ubicada en la frontera norte del estado de Baviera, colindando con el estado de Turingia, cuya historia se remonta al Siglo XII. Justo antes de mi partida a París, escribí al Director Ejecutivo de la orquesta la solicitud siguiente, anexando documentos de mi devenir en tanto que director sinfónico:
A mi regreso de París, la respuesta del Sr. Anton informaba que había sido aceptado para participar en el concurso internacional y me indicaba detalles del mismo, en esta comunicación:
Procedí a confirmar mi participación en el mencionado concurso con esta respuesta mía:
No imaginaba yo quiénes más estarían participando en el concurso: se habían inscrito un total de 101 aspirantes, de los cuales, tras pasar por diferentes filtros la documentación que cada uno envió , se invitó, si no mal recuerdo, a 12 ó 15 aspirantes a participar, yo entre ellos. La relación estadística de los aspirantes es esta:
Aspirantes provenientes de 18 países de Europa y América. Recuerdo bien que el jurado del concurso estuvo integrado por el Director Ejecutivo de la orquesta, el Director de su Escuela de Música, un director de orquesta, el Presidente del Patronato de la orquesta y un representante de los integrantes de la orquesta. Me tocó el turno 5 ó 7 para dirigir la orquesta en el concurso. El jurado me pidió dirigir la 4ta. Sinfonía de Beethoven; no recuerdo si alguna pieza más. Cuando terminé mi participación, el Director Ejecutivo me alcanzó y me invitó a tomar un café en el restaurant vecino a la sala. Dijo: "Claro que tenemos que terminar de evaluar a todos los demás finalistas, pero desde este momento le puedo decir, casi con absoluta certeza, que usted será el ganador del concurso".
Así fue, en efecto. Acto seguido, ahí mismo, me pidió sustituir al director titular que estaba dejando el puesto (Gilbert Varga), en el siguiente concierto de temporada de la orquesta, programado para el 19 de abril del mismo mes (¡coincidía con el cumpleaños de mi madre!!! Lo entendí como un buen augurio), concierto en el que dirigí el siguiente programa:
El concierto, con otras obras en su primera parte, se presentó de nuevo al día siguiente en la cercana ciudad de Wunsiedel, con este programa:
Foto oficial con la Hofer Symphoniker, ya como Director Titular, tomada en septiembre de 1985.
Como estaba previsto desde que se lanzó la convocatoria para este concurso, obtuve un contrato como Chefdirigent (Director Titular) con una duración de tres (3) años a partir de septiembre de 1985, que luego se extendió un año más en la misma posición. Fueron años de muchas satisfacciones musicales, aunque también de un enorme esfuerzo físico, pues desde agosto de 1986, la Filarmónica del Bajío (Guanajuato, México), que fundé gracias a los auspicios del Gobernador guanajuatense Don Rafael Corrales Ayala, había iniciado actividades, lo cual significó el alternar periodos de aprox. 3 semanas cada uno, en Hof y en Guanajuato, dirigiendo de manera continua las actividades de ambas orquestas.
El 2 de mayo de 1985 escribí, desde Alemania, a José Antonio Alcaraz. Tras recibir la misiva, Alcaraz publicó lo siguiente en su columna semanal de la revista PROCESO (Ciudad de México):
SERGIO CARDENAS: CARTA DESDE ALEMANIA (*)
José Antonio Alcaraz
Fechada el dos de mayo en Ansbach, recibí hace poco una carta que transcribo literalmente:
"Mi muy estimado y respetado Mtro. Alcaraz:
Dirá usted: Qué milagro, seguramente, y tendrá razón... cuando menos en parte. En efecto, me he dilatado algo en escribirle porque, sobre todo, no quería molestarle con el envío de las críticas que he recibido en mis últimos conciertos, pero ahora que tengo una noticia, digamos, de más peso, pues me decido a escribírsela y, de paso, enviarle las mencionadas críticas, con la debida disculpa por el papeleo.
Resulta que se convocó a un concurso para ocupar la plaza de Director Titular de la Sinfónica de Hof, Alemania Federal. Nos presentamos 101 directores de orquesta y, para no hacerle el cuento largo, gané el concurso. Ya hasta tuve un concierto con la orquesta, para el cual le pidieron a quien sustituiré que 'ahuecara el ala'. El contrato es por tres años a partir de septiembre próximo. Originalmente se había pensado en dedicar todo el próximo año a probar diversos candidatos, pero parece que se entusiasmaron tanto conmigo que decidieron prescindir de ello y ahora se tiene que aguantar, pues el contrato, como escribí arriba, ya está firmado. Y esta noticia creo que tiene algo de trascendencia en nuestro México lindo y querido. A mí, como se imaginará, me estimula muchísimo y a la vez me enorgullece.
Claro que la primera temporada ya estaba programada en su totalidad y fue imposible meter mano, salvo una o dos obras, pero ya empecé a tramar una introducción de la música mexicana por estos lares y espero que tenga buen resultado. La Sinfónica de Hof, para su información, practica un decidido patriotismo, digamos regional, pues alrededor del 30% de su programación la dedica íntegramente a la interpretación de compositores bávaros, de los cuales ya me tocó estrenar una obra en primer concierto con esa orquesta. Y como esto es algo así como una encomienda muy precisa del ministerio de cultura, es obvio que los compositores bávaros tengan prioridad, cosa que, por lo demás, considero muy justa. Sin embargo, se le hará la lucha a la programación de la música mexicana; espero no tener problemas en la obtención del material.
Y ya que hablamos de la música mexicana, hay posibilidades de hacer un programa íntegro con la orquesta de la radio de Leipzig, la cual me ha invitado a dirigirla para el próximo año con la indicación de su interés por la música mexicana; ya veremos si es posible, puesto que ahora habrá que coordinar antes que nada, las fechas.
Como usted ve, he estado bastante activo, a pesar de haber llegado sin tener absolutamente nada, por el momento, me preparo par los próximos conciertos en esta Alemania y otros en Polonia, Suiza y Austria. En octubre regresaré a Weimar, de donde me han invitado a hacer una girita con la magnifica Staatskapelle llevando la 5a. de Mahler y la 6a. de Beethoven. En Weimar hay también una extraordinaria —de veras— orquesta de cámara y ya me pidieron repertorio mexicano para hacer algunas grabaciones para la radio de la RDA.
Creo que por el momento es todo. Ah, me olvidaba comentarle que recientemente vi una extraordinaria puesta de Wozzeck en la ópera de Munich...
Le envío con mis mejores deseos mis cordiales saludos y un fuerte abrazo
Sergio Cárdenas".
En efecto, tal como lo señala el remitente, es necesario que tales noticias importantes sean conocidas aquí. Me apresuro a responder:
"Querido y admirado Maestro Cárdenas:
Ni se disculpe. Si todas las cartas de aquellos que tardan en escribirnos tuvieran noticias como la suya, bien valdría la pena esperar. Ya se imaginará que pegué brincos de gusto. Me parece muy merecida la designación, que produce un regocijo aún más intenso cuando se piensa de dónde viene. No creo que a nadie se le ocurra alegar que allá en Baviera no saben de música o bien que a usted le ayudó la `grilla'.
Creo que alguna vez le dije que ésa es mi región favorita de Alemania (junto a los bosques de Darmstadt). Además del paisaje en sí que me resulta muy seductor, están los castillos de Luis II y por supuesto los tres teatros de ópera en Munich. Así como la Galería de la Lenbachplatz, repleta de Klee.
Por lo contrario, mis simpatías —al contrario de las suyas— no andan muy por el lado de Bayreuth. Nunca he ido y a decir verdad jamás creo asomarme por ahí.
Muchas personas, tanto del público como músicos, me preguntan con frecuencia si tengo noticias de usted. No es difícil darse cuenta cómo lo quieren y, por supuesto, extrañan. Yo no: formo parte de una banda de fieles suyos `hasta morir' pero, aunque no pueda verlo y colaborar con usted como tantas veces mi dio generosamente la oportunidad de hacerlo en forma tan estimulante, prefiero enterarme que anda usted por allá haciendo cosas magníficas. Quédese todavía un buen rato por favor.
Angelina Camargo al través de sus artículos nos ha tenido informados de todo cuanto ha alcanzado y con frecuencia reproduce las críticas, siempre excelentes, acerca de sus conciertos. Se nota a la legua que ella también es una entusiasta suya.
Por acá las cosas han cambiado, tal parece que en forma positiva; ya se imaginará que con Manuel Enríquez en la Dirección de Música de Bellas Artes y Alicia Urreta en la UNAM todo camina mejor. El Foro de Música Nueva que actualmente se desarrolla es —como siempre— un exitazo y en Minería hay un ciclo estupendo de música mexicana para violín, también a casa llena. Ya se imaginará usted quién es el violinista y compositor que lo está haciendo. (El acompañamiento es Edison Quintana).
Rake's Progress fue magnifica. Como a usted y a mí nos gusta ver y oír la ópera. La Pruneda espléndida (para variar) y Bañuelas muy, pero muy bien.
Esas son apenas algunas cosas que se me ocurre contarle, porque lo fundamental es su nombramiento. Lo felicito, hago lo mismo con sus músicos y quienes hayan sido responsables de una resolución tan acertada. Igual gusto me da el que vaya a trabajar con una orquesta tan importante como la Staatskapelle de Dreden. Sigue siendo de primera.
No se preocupe: vuélvase a tardar todo lo que quiera en escribir a condición que me cuente cosas igualmente alentadoras en su próxima carta.
Sepa que yo pronostiqué la llegada de un disco suyo con una orquesta europea y música mexicana. Habemos varios que nos morimos de ganas y sabemos que habrá de suceder. Ojalá y en un par de meses —como tengo planeado— pueda ir a visitarlo por allá, y aplaudirle.
Un abrazo."
Mi gratitud sincera a los integrantes de la Hofer Symphoniker y de la Filarmónica del Bajío (hoy: Filarmónica de Querétaro), por esa grandiosa oportunidad de hacer música con ellos en esos años, años que han marcado, de manera definitiva, mi devenir musical.