El 28 de enero de 1992, el entonces Interino de Guanajuato firmó el Decreto por medio del cual disponía que el Gobierno Estatal se desentendía de sus compromisos para con la Filarmónica del Bajío (FilBajío), que había iniciado actividades con su Concierto Inaugural del 21 de agosto de 1986, bajo los auspicios de los Gobiernos Estatales de Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro, en el marco del Programa Nuevas Orquestas, de la Secretaría de Educación Pública, del gobierno mexicano.
En la conferencia de prensa que ese Interino sostuvo en la segunda semana de diciembre, 1991, el susodicho anunció mi destitución de la Dirección Artística de la FilBajío, mientras yo me encontraba en Alemania ensayando con la Filarmónica de Stuttgart. En esa misma conferencia, anunció que su gobierno interino se desentendería de la FilBajío (lo que se materializó con este Decreto) y que el presupuesto programado para la FilBajío, que él mismo había enviado al Congreso del Estado para el año 1992, sería destinado para la compra de armamento para la policía (inaudito sic!!!)
Típico de los funcionarios arrastrados es el caso del entonces Secretario de Educación del Estado, quien años antes había firmado el Decreto de creación e institucionalización de la FilBajío y en el Decreto del 28 de enero de 1992, también firmó para desaparecerla.
Para fortuna de la cultura orquestal del país y, de manera específica, del vecino Estado de Querétaro, la entonces Filarmónica del Bajío no desapareció, sino que se mudó a Querétaro, donde inició actividades aún como Filarmónica del Bajío-Querétaro, pero pronto se le otorgó "carta de naturalización" al modificar su nombre por el de FILARMÓNICA DE QUERÉTARO.
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