sábado, 23 de mayo de 2009

Canción de la Estatua (primeros 8:55 minutos)



Sergio Cárdenas, en primera persona sobre: La Canción de la Estatua, Música para orquesta de cuerdas (1999). (en este vídeo se escuchan los primeros 8:55 minutos de la pieza; los restantes se pueden escuchar en http://www.youtube.com/watch?v=cAaYl-o-uCk )

Rainer Maria Rilke ocupa un nicho muy importante en mi "galería personal" de poetas. Desde mis tiempos de estudiante de dirección coral en el Westminster Choir College, de Princeton, NJ (USA), entré en contacto con la beatífica poesía de quien Robert Musil definiera como "el poeta que llevó la poesía alemana a su consumación total, a su punto más alto". Curiosamente no fueron poemas en alemán los que en aquella ocasión cantamos, sino poemas escritos por Rilke originalmente en francés, musicalizados magistralmente por Paul Hindemith.

Son varias las poesías rilkeanas que han inspirado mi quehacer musical en el ámbito de la composición, algunas de ellas musicalizadas, ya sea para voz solista o para conjunto coral. Otras han inspirado contenido musicales de obras instrumentales. Una de ellas es precisamente La Canción de la Estatua.

Aspiro a reflejar a través de las sonoridades de las cuerdas, la esencia del espíritu y de la imagen que se perciben en el poema, imágenes que van de la dureza de la piedra de la que está hecha la estatua, hasta la personificación (humanización) con la que Rilke dota a esa estatua, que se debate en el recuerdo y en la idealización de su vida amorosa. Así, el texto rilkeano es también un pretexto para otro texto: el texto musical en que devino La Canción de la Estatua.

En la pieza se explotan muchas de las posibilidades sonoras del coro de cuerdas en toda su tesitura, recurriendo a diversas "escuelas" de composición para acercarse, lo más posible, al espíritu rilkeano sin pretender, en momento alguno, tratar de describir el poema en sonidos. Glissandi, clusters, armónicos, así como la yuxtaposición de ámbitos seriales y claramente tonales, son algunos de los materiales a los que recurro, buscando siempre que la pieza nunca se aleje de su audibilidad, no con el propósito de hacer concesiones artísticas al oído sino con la intención de brindar un transcurrir musical claro, contundente y entendible, que no se elimine o bloquee a sí mismo.

La Canción de la Estatua fue compuesta en Guanajuato, Gto. (México) en 1999. Su estreno mundial tuvo lugar el 5 de octubre, 2003, en Varsovia, Polonia, con la excelente Orquesta de la Radio Nacional Polaca tocando bajo mi conducción musical. La grabación que se escucha en este vídeo se realizó en Sopot, Polonia, el 9 de noviembre del 2000, con la Filarmónica de Cámara de Polonia, bajo mi conducción musical. La grabación completa (audio) está incluida en el disco compacto COLUMPIOS (ver entrada en este mismo blog)

RAINER MARIA RILKE

La Canción de la Estatua

¿Quién es el que me ama tanto que
renuncia a su vida amorosa?
Cuando alguien en el mar por mí se ahoga,
me hace regresar de la piedra
a la vida, me redime para la vida.

Añoro tanto la sangre murmurante;
la piedra está tan quieta.
Sueño la vida: la vida es buena.
¿Ninguno tiene el coraje
a través del cual quiero despertar?

Y si alguna vez llego a la vida,
que me da de lo más dorado todo,
................................................
entonces yo sola
lloraré, lloraré por mi piedra.

¿Para qué me sirve mi sangre, si madura como el vino?
Ello no puede hacer venir desde el mar a aquel
que me amó más que todos.

(El Libro de las Imágenes, 1902)

Traducción del alemán original de
(c) Sergio Ismael Cárdenas Tamez,
Ansbach, 1999.


RAINER MARIA RILKE

Das Lied der Bildsäule


Wer ist es, wer mich so liebt,
daß er 
sein liebes Leben verstößt? 

Wenn einer für mich ertrinkt im Meer, 

so bin ich vom Steine
zur Wiederkehr 
ins Leben,
ins Leben erlöst. 


Ich sehne mich so nach dem rauschenden Blut; 

der Stein ist so still.

Ich träume vom Leben: das Leben ist gut. 

Hat keiner den Mut, 

durch den ich erwachen will? 


Und werd ich einmal im Leben sein, 

das mir alles Goldenste giebt,
- 
- - - - - - - - - - - - - - - - - 

so werd ich allein 
weinen,
weinen nach meinem Stein. 

Was hilft mir mein Blut,
wenn es reift wie der Wein? 

Es kann aus dem Meer nicht den Einen schrein,

der mich am meisten geliebt.

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