El miércoles 18 de noviembre, 2020, a las 19 h, en la plataforma del Museo de la Ciudad de Querétaro (México), se llevó a cabo una presentación virtual de mi libro LA PROPIA MANERA DE OÍR EL MUNDO.
La propia manera de oír el mundo. Textos Diversos.
Del músico, compositor, director de orquesta y un largo etcétera…nuestro amigo Sergio Cárdenas.
Editado en septiembre de 2020 y cuyo Blog: Onomatopeya de lo indecible, es su génesis.
Entre tantos pasajes en los que me detuve al estar oyendo el mundo que Sergio Cárdenas nos comparte como propio, que tiene una singularidad rítmica por vívida, una sonoridad honesta por generosa, entre tantos pasajes que señalé subrayando- porque es una práctica irreverente que hago con los libros, mediante algún lápiz o cosa similar- me detuve en una pregunta. Como la transeúnte que fui en mis primeros años en Querétaro, oriunda del cono sur, Querétaro en los 90 era un territorio para una jovencita (jaj) si no extraño, sí distante. Sin embargo, al recorrerla preguntándome sobre ella, o yo en ella, en esta ciudad, sobre todo en sus andadores, llenos de bugambilias, con su cantera rosa y esa sensación que da la humedecida vereda del verano, quizás podía adentrarme sin sentir la extrañeza o la distancia.
Y así, caminando y como si sostuviera un paraguas, mi cuerpo dispuesto en la pausa mirando alguna bugambilia de esos andadores, me detengo. Subrayo leyendo una pregunta que mi querido amigo y maestro Sergio Cárdenas formula después de un apartado denominado ¿qué es eso de “compón bonito?, apartado que culmina así: ¿Qué espera uno pues, de la música? La espera requiere reflexión, pero además sosiego, paciencia. La espera es algo que no puede responderse, pero quizás sí ejecutarse. Ejercerse. Practicarse.
Esta cualidad cuyo ascendente valoro, puede entonces ayudarnos a comprender la espera en su proceso. Me explico: esta ciudad se volvió para mí y muchos otros hoy amigos, compañeros, colegas, habitantes durante años, gracias a Sergio Cárdenas, en una declinación de la espera: se volvió esperanza. Entonces no sólo agradezco estar aquí hoy en un 2020 tan insospechado, sino agradezco que usted haya estado aquí alentando con su batuta la espera esperanzada de los encuentros que sigue propiciando hoy su escritura (como relato y música), su estar en el mundo, que nos sigue dando luz, un sentido, un camino.
Un libro es entre otras cosas algo que despierta, evoca, recuerda, dice, anuncia. Es equiparable quizás a la música. Pero su sonoridad está dada como es este caso, por la presencia de quien escribe en forma de narrador que interroga, que cuenta con humildad su experiencia con/por/desde la música. También del maestro que enseña, que investiga, que comparte.
El libro es un viaje desde Alemania a Tamaulipas, y viceversa, pasando por El Cairo, Viena, Querétaro, Oaxaca y una vasta geografía que no repara en tantos lugares como personas, como mundos por conocer. Un mundo que comparte desde el título del libro: la propia manera de oír el mundo. La evocación del nombre invita a pensarnos en Otras formas de oír la música, como posible mundo, como posibles otros. Y al escuchar los relatos que se leen se genera en el cuerpo la sensación elocuente de la música a la cual siempre, como alumna, me invitó. Recuerdo al maestro Sergio Cárdenas decirnos que la música está compuesta de sonido y de silencio, en esos silencios hay pausas necesarias que nos conducen a contemplar oyendo, mientras escuchamos.
Oír es implicarse cuando se interviene en el mundo para escucharnos mejor. En este sentido este libro hay que oírlo para leer su música, sumergirnos en las provocaciones e interpretar el don de la escucha, tan olvidado.
Dialogar hoy es seguir en la música, y estar cantando de otras formas (¡menos ma!), entonando, tratando de ¡dar la nota!, implicándome con este tránsito parecido a una navegación que sabotea la inmovilidad de la pandemia. El maestro Sergio Cárdenas insiste en varios pasajes sobre las vibraciones corporales, la presión arterial como latencia de lo intraducible, por ejemplo.
De esta forma el cuerpo vive no sólo si se lee, sino que el libro es una especie de sugerencia permanente a conocer más, a escuchar lo que es señalado prolijamente en las direcciones de youtube que el autor transcribe para que oigamos su mundo, su propia forma de oírlo. Entonces, parece un juego de símbolos que entrelazados por el mundo de lo tecnológico (en todas sus expresiones), moviliza.
Literalmente, mientras leía, imaginaba algunos pasajes de algunas obras que menciona como también en la invitación a conocerlas….los audífonos y el YouTube dictaron algunos pasos para el ejercicio del espíritu, también para el que alimenta el recuerdo tan singular, de fuerza y entrega que tuve el honor de experimentar en los ensayos… jamás se me olvidará su mirada.
Por ello puedo decir que conocí como si alguien me hubiese presentado a alguien, la música como esperanza, porque había un lugar en ese Querétaro que se presentaba en ese momento para mí como inhóspito; había un lugar porque comencé a sentarme en los ensayos en el Auditorio Josefa Ortíz de Dominguez. Podría decir sin ningún riesgo a exagerar, la música no solo me atrapó, me contuvo, dio sentido. Y tuve la fortuna de hacerlo a través de ver dirigir y luego ser dirigida, guiada, enseñada, por Sergio Cárdenas. Puedo decir, que así me he vuelto a sentir cuando leo sus relatos, guiada, con su pasión puesta en ellos, en donde nuestro maestro nos sigue compartiendo.
Por ello tampoco exagero si menciono que en este caso, los exilios son contenidos gracias a la música. Incluso uno puede recurrir a ella sin sonido, siempre con pausa, tarareando. Pero es justo eso lo que no es posible traducir; algo que marca el primer relato de su libro. Me imagino a Walter Benjamin leyendo en sus múltiples exilios, recurriendo a ella, la música, como un refugio que permite que el cuerpo vibre. Es tan fuerte entonces esto que las sensaciones son intraducibles porque es lo materno, una lengua que tiene un lugar propio y desde el cual todos podemos sentir menos orfandad. El libro es una especie del cuidado procurado, creado en seguramente tantas esperas. Por ello nos dice Cárdenas que la música no es extranjera, radica en el corazón; en ella hay espontaneidad precisión, naturalidad y contundencia.
Entonces la traducción es inútil, pero intentamos una y otra vez lo inútil como esa forma inasible de los días, de la existencia que jamás será traducción, sino experiencia: “Oír hacia dentro del sonido” como le enseñó su maestro Celibidache, si escuchas el sonido hacia adentro: todo se pone en su lugar. Entonces me imagino que el exilio es un lugar sin música hacia afuera, pero sí hacia adentro en donde cabe todo. En donde el mundo se inventa. En donde yace la palabra impronunciable pero decible en otras lenguas. Entonces el exilio se diluye.
La arteria que palpita, la congoja en la panza…como una verdad allí. Escuchar para oír otra forma de mundo, por fuera de este que inventamos, mejor ese propio que no lo es tanto, generoso por hospitalario. Y allí está envuelto como un regalo para todos, para ser oído y no leído, o ambas. Que se invente un mundo para oírle y que al hacerlo renazca un mundo, esa fuerza materna, eso es lo que Sergio Cárdenas logra.
Dra. Patricia Roitman Genoud
- Licenciada en Sociología y Maestra en Psicología Social (Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales y Facultad de Psicología), por la Universidad Autónoma de Querétaro, Querétaro,
México.
- Doctora en Ciencias de Educación, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional
de Cuyo, Mendoza, Argentina. Premio Posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad Nacional de Cuyo. 2020.
- Profesora de Tiempo Completo Categoría VII. Adscrita a la Facultad de Ciencias Naturales,
Universidad Autónoma de Querétaro. Cuenta con perfil deseable y fue becaria PRODEP 2016-
2019.
- Miembro del Cuerpo Académico Consolidado Procesos Socioeducativos. Línea de
investigación: Educación, desarrollo comunitario e identidad.
- Docente de la Licenciatura la Licenciatura en Nutrición/área poblacional y comunitaria (FCN); licenciatura en Innovación y Gestión Educativa (LIGE/FPSIC); Especialidad en Gestión para el Desarrollo Comunitario (FCPYS),; Maestría en Ciencias de la Nutrición Humana (FCN) y en Ciencias de la Educación (FPSIC). Invitada en diversos posgrados nacionales e internacionales.
- Miembro del Comité Editorial de la Revista Saberes y Prácticas (UNCUYO) y de la Revista
Mexicana de Psicología Social (SOMEPSO).
- Miembro Asociado al Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE). Línea de
trabajo Prácticas educativas en espacios escolares y Educación, desigualdad social e
inclusión, trabajo y empleo.
Proyecto de Investigación
Polivalencia y comunidad: miradas en diálogo plurisdisciplinar. FNV202002 Investigadora Independiente en el PICTO-UNCUYO, 2016-2021, Mendoza, Argentina.
Algunas publicaciones
- Roitman, Patricia. La Escuela Albergue como analogía de los
comunitarios.En:GregorioValera-Villegasy Gladys Madriz (Eds).Imaginar la escuela hoy.
Ejercicios filosóficos y pedagógicos latinoamericanos. Caracas, Ediciones Del Solar, 2020,
pp.299-314. ISBN: 978-980-18-1167-1
- Roitman, P. Ibarra , L y M. Gutiérrez (2018). Práctica escolar y afectividad educativa. Revista
SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio.
- Roitman, Patricia. Fronteras Borrosas. Las formas inconclusas de la identidad. FUNDAP
2012. México.
LA PROPIA MANERA DE OÍR EL MUNDO:
Edición impresa:
en formato Kindle: