martes, 24 de noviembre de 2020

La Dra. PATRICIA ROITMAN sobre "La propia manera de oír el mundo", libro de Sergio Cárdenas.

 

El miércoles 18 de noviembre, 2020, a las 19 h, en la plataforma del Museo de la Ciudad de Querétaro (México), se llevó a cabo una presentación virtual de mi libro LA PROPIA MANERA DE OÍR EL MUNDO. 

Comparto aquí las apreciaciones expuestas en esa ocasión por la Dra. Patricia Roitman:



La propia manera de oír el mundo. Textos Diversos. 

Del músico, compositor, director de orquesta y un largo etcétera…nuestro amigo Sergio Cárdenas. 

Editado en septiembre de 2020 y cuyo Blog: Onomatopeya de lo indecible, es su génesis.


Entre tantos pasajes en los que me detuve al estar oyendo el mundo que Sergio Cárdenas nos comparte como propio, que tiene una singularidad rítmica por vívida, una sonoridad honesta por generosa, entre tantos pasajes que señalé subrayando- porque es una práctica irreverente que hago con los libros, mediante algún lápiz o cosa similar-  me detuve en una pregunta.  Como la transeúnte que fui en mis primeros años en Querétaro, oriunda del cono sur, Querétaro en los 90 era un territorio para una jovencita (jaj) si no extraño, sí distante. Sin embargo, al recorrerla preguntándome sobre ella, o yo en ella, en esta ciudad, sobre todo en sus andadores, llenos de bugambilias, con su cantera rosa y esa sensación que da la humedecida vereda del verano, quizás podía adentrarme sin sentir la extrañeza o la distancia.  


Y así, caminando y como si sostuviera un paraguas, mi cuerpo dispuesto en la pausa mirando alguna bugambilia de esos andadores, me detengo. Subrayo leyendo una pregunta que mi querido amigo y maestro Sergio Cárdenas formula después de un apartado denominado ¿qué es eso de “compón bonito?, apartado que culmina así:  ¿Qué espera uno pues, de la música? La espera requiere reflexión, pero además sosiego, paciencia. La espera es algo que no puede responderse, pero quizás sí ejecutarse. Ejercerse. Practicarse. 


Esta cualidad cuyo ascendente valoro, puede entonces ayudarnos a comprender la espera en su proceso. Me explico: esta ciudad se volvió para mí y muchos otros hoy amigos, compañeros, colegas, habitantes durante años, gracias a Sergio Cárdenas, en una declinación de la espera: se volvió esperanza. Entonces no sólo agradezco estar aquí hoy en un 2020 tan insospechado, sino agradezco que usted haya estado aquí alentando con su batuta la espera esperanzada de los encuentros que sigue propiciando hoy su escritura (como relato y música), su estar en el mundo, que nos sigue dando luz, un sentido, un camino. 


Un libro es entre otras cosas algo que despierta, evoca, recuerda, dice, anuncia. Es equiparable quizás a la música. Pero su sonoridad está dada como es este caso, por la presencia de quien escribe en forma de narrador que interroga, que cuenta con humildad su experiencia con/por/desde la música. También del maestro que enseña, que investiga, que comparte. 


El libro es un viaje desde Alemania a Tamaulipas, y viceversa, pasando por El Cairo, Viena, Querétaro, Oaxaca y una vasta  geografía que no repara en tantos lugares como personas, como mundos por conocer. Un mundo que comparte desde el título del libro: la propia manera de oír el mundo. La evocación del nombre invita a pensarnos en Otras formas de oír la música, como posible mundo, como posibles otros. Y al escuchar los relatos que se leen se genera en el cuerpo la sensación elocuente de la música a la cual siempre, como alumna, me invitó. Recuerdo al maestro Sergio Cárdenas decirnos que la música está compuesta de sonido y de silencio, en esos silencios hay pausas necesarias que nos conducen a contemplar oyendo, mientras escuchamos. 


Oír es implicarse cuando se interviene en el mundo para escucharnos mejor. En este sentido este libro hay que oírlo para leer su música, sumergirnos en las provocaciones e interpretar el don de la escucha, tan olvidado. 


Dialogar hoy es seguir en la música, y estar cantando de otras formas (¡menos ma!), entonando, tratando de ¡dar la nota!, implicándome con este tránsito parecido a una navegación que sabotea la inmovilidad de la pandemia. El maestro Sergio Cárdenas insiste en varios pasajes sobre las vibraciones corporales, la presión arterial como latencia de lo intraducible, por ejemplo. 


De esta forma el cuerpo vive no sólo si se lee, sino que el libro es una especie de sugerencia permanente a conocer más, a escuchar lo que es señalado prolijamente en las direcciones de youtube que el autor transcribe para que oigamos su mundo, su propia forma de oírlo. Entonces, parece un juego de símbolos que entrelazados por el mundo de lo tecnológico (en todas sus expresiones), moviliza. 


Literalmente, mientras leía, imaginaba algunos pasajes de algunas obras que menciona como también en la invitación a conocerlas….los audífonos y el YouTube dictaron algunos pasos para el ejercicio del espíritu, también para el que alimenta el recuerdo tan singular, de fuerza y entrega que tuve el honor de experimentar en los ensayos… jamás se me olvidará su mirada. 


Por ello puedo decir que conocí como si alguien me hubiese presentado a alguien, la música como esperanza, porque había un lugar en ese Querétaro que se presentaba en ese momento para mí como inhóspito; había un lugar porque comencé a sentarme en los ensayos en el Auditorio Josefa Ortíz de Dominguez. Podría decir sin ningún riesgo a exagerar, la música no solo me atrapó, me contuvo, dio sentido. Y tuve la fortuna de hacerlo a través de ver dirigir y luego ser dirigida, guiada, enseñada, por Sergio Cárdenas. Puedo decir, que así me he vuelto a sentir cuando leo sus relatos, guiada, con su pasión puesta en ellos, en donde nuestro maestro nos sigue compartiendo. 


Por ello tampoco exagero si menciono que en este caso, los exilios son contenidos gracias a la música. Incluso uno puede recurrir a ella sin sonido, siempre con pausa, tarareando. Pero es justo eso lo que no es posible traducir; algo que marca el primer relato de su libro.  Me imagino a Walter Benjamin leyendo en sus múltiples exilios, recurriendo a ella, la música, como un refugio que permite que el cuerpo vibre. Es tan fuerte entonces esto que las sensaciones son intraducibles porque es lo materno, una lengua que tiene un lugar propio y desde el cual todos podemos sentir menos orfandad. El libro es una especie del cuidado procurado, creado en seguramente tantas esperas. Por ello nos dice Cárdenas que la música no es extranjera, radica en el corazón; en ella hay espontaneidad precisión, naturalidad y contundencia. 


Entonces la traducción es inútil, pero intentamos una y otra vez lo inútil como esa forma inasible de los días, de la existencia que jamás será traducción, sino experiencia: “Oír hacia dentro del sonido” como le enseñó su maestro Celibidache, si escuchas el sonido hacia adentro: todo se pone en su lugar. Entonces me imagino que el exilio es un lugar sin música hacia afuera, pero sí hacia adentro en donde cabe todo. En donde el mundo se inventa. En donde yace la palabra impronunciable pero decible en otras lenguas. Entonces el exilio se diluye.  


La arteria que palpita, la congoja en la panza…como una verdad allí. Escuchar para oír otra forma de mundo, por fuera de este que inventamos, mejor ese propio que no lo es tanto, generoso por hospitalario. Y allí está envuelto como un regalo para todos, para ser oído y no leído, o ambas. Que se invente un mundo para oírle y que al hacerlo renazca un mundo, esa fuerza materna, eso es lo que Sergio Cárdenas logra. 



Dra. Patricia Roitman Genoud

- Licenciada en Sociología y Maestra en Psicología Social (Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y Facultad de Psicología), por la Universidad Autónoma de Querétaro, Querétaro, México.
- Doctora en Ciencias de Educación, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina.
Premio Posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo. 2020.

- Profesora de Tiempo Completo Categoría VII. Adscrita a la Facultad de Ciencias Naturales, Universidad Autónoma de Querétaro. Cuenta con perfil deseable y fue becaria PRODEP 2016- 2019.
- Miembro del Cuerpo Académico Consolidado Procesos Socioeducativos. Línea de investigación: Educación, desarrollo comunitario e identidad.

- Docente de la Licenciatura la Licenciatura en Nutrición/área poblacional y comunitaria (FCN); licenciatura en Innovación y Gestión Educativa (LIGE/FPSIC); Especialidad en Gestión para el Desarrollo Comunitario (FCPYS),; Maestría en Ciencias de la Nutrición Humana (FCN) y en Ciencias de la Educación (FPSIC). Invitada en diversos posgrados nacionales e internacionales.

- Miembro del Comité Editorial de la Revista Saberes y Prácticas (UNCUYO) y de la Revista Mexicana de Psicología Social (SOMEPSO).
- Miembro Asociado al Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE). Línea de trabajo Prácticas educativas en espacios escolares y Educación, desigualdad social e inclusión, trabajo y empleo.

Proyecto de Investigación

Polivalencia y comunidad: miradas en diálogo plurisdisciplinar. FNV202002 Investigadora Independiente en el PICTO-UNCUYO, 2016-2021, Mendoza, Argentina.

Algunas publicaciones

- Roitman, Patricia. La Escuela Albergue como analogía de los comunitarios.En:GregorioValera-Villegasy Gladys Madriz (Eds).Imaginar la escuela hoy. Ejercicios filosóficos y pedagógicos latinoamericanos. Caracas, Ediciones Del Solar, 2020, pp.299-314. ISBN: 978-980-18-1167-1
- Roitman, P. Ibarra , L y M. Gutiérrez (2018). Práctica escolar y afectividad educativa. Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio.
- Roitman, Patricia. Fronteras Borrosas. Las formas inconclusas de la identidad. FUNDAP 2012. México.





La FGR presentará a Pascoe Aguilar ante la JFCA

 

No se presentó Pascoe Aguilar en la JFCA

SE INSTRUYE A LA FGR PARA QUE LO PRESENTE


   El 23 de noviembre, 2020, debió haber tenido lugar la audiencia en la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (CdMx), para la que fue citado Samuel Pascoe Aguilar, a fin de que ratificara los infundios que espetó en mi contra en febrero, 2018, infundios  en los que, finalmente, la señora que despacha en la Dirección de la Facultad de Música-UNAM, se basó para, con la arbitrariedad que le es característica, rescindir mi relación laboral con la UNAM, lo cual consumó el 6 de marzo de 2018.


   En un escandaloso alarde de impunidad, la susodicha señora, ella sola, acusó, juzgó y rescindió, violentando cualquier cantidad de artículos constitucionales, leyes federales y reglamentaciones universitarias. Sabemos bien que haciendo eso, ella goza la vida.


   Como quedó documentado en el acta que se levantó en la Audiencia del 23 de noviembre, 2020, la Actuaria de la JFCA confirmó que el pasado 5 de noviembre, 2020, entregó al tal Pascoe el citatorio referido.  Al ignorar deliberadamente ese citatorio, la JFCA  procedió con lo que en esos casos estipula la Ley Federal del Trabajo: girar oficio a la Fiscalía General de la República para que, con uso de la fuerza pública, presente al referido Pascoe el próximo 29 de enero, 2021 ante la JFCA, a fin de cumplir con el procedimiento legal que establece la demanda que he presentado contra la UNAM por el mencionado despido injustificado.


   Esta “estrategia” de hacer caso omiso de los citatorios expedidos por la JFCA por parte quienes deben ratificar sus mentiras en contra mía,  es coherente con el propósito sádico, tan propio de Frenk Mora, de meter al proceso en el túnel del tiempo: su interés, que es obvio, es dañarme.


  Con ello, Frenk Mora, no contenta con abonar con dolo a la dilatación del juicio en la JFCA que, como expresé, me daña de manera directa, también daña, de paso, a los supuestos “testigos” que ella inventó y que por mor del abogadillo que la representa, los ha obligado a presentarse ante la JFCA. Con lo sucedido el 23 de noviembre, 2020, al expediente de Pascoe se agregará su desacato del citatorio y, además, quedará el antecedente de que ya fue buscado por la fuerza pública de la Fiscalía General de la República como resultado de su desacato a la autoridad. De ese tamaño es la desfachatez frenkista.


   Sin embargo, conociendo el rastrerismo que distingue a Pascoe, seguramente estará considerando que con su desacato, “queda bien” con su jefecita, para evitar, quizá, que lo corra de la Sinfónica "Estanislao Mejía" ante el desastroso rendimiento que ha demostrado ahí en los dos años y medio recientes.  


   En fin, son tiempos de un renovado concepto de felicidad en la FaM-UNAM , concepto en el que los manotazos, los gritos, los arrebatos histéricos y la impunidad, están a la orden del día. Ya se entrenaron en ello cuatro (4) años; ahora se perfeccionarán en los próximos cuatro (4) años. ¡Felicidades!

        

                                                                                            





jueves, 19 de noviembre de 2020

Apreciación de MONTSERRAT CASTELLANOS sobre "La propia manera de oír el mundo"

 El miércoles 18 de noviembre, 2020, a las 19 h, en la plataforma del Museo de la Ciudad de Querétaro (México), se llevó a cabo una presentación virtual de mi libro LA PROPIA MANERA DE OÍR EL MUNDO. 

Comparto  el texto que contiene la apreciación de MONTSERRAT CASTELLANOS RAMÍREZ:


  Buenas noches. Estoy muy contenta de hablarles en la hora buena de encontrarnos aquí para comentarles sobre un libro, el nuevo libro del Maestro Cárdenas, es decir, un libro escrito por quien es el Director Sinfónico con la trayectoria musical más importante de México. 

La propia manera de oír el mundo, así se llama el libro, es un acopio de escritos diversos que el Maestro Cárdenas tuvo la gentileza de escribirnos con un estilo llano que ustedes, como yo, le agradecerán mucho, porque esos escritos tratan sobre conceptos profundos y complejos de la música. 

Ustedes saben que el arte es un tema que no se deja ni explicar, ni describir fácilmente pero no permitamos que esa dificultad nos haga caer en una imparcialidad falsa como la doctrina relativista quiere, porque lo cierto es que desde hace mucho, pero mucho tiempo, en México no esperamos ya nada de la música. Quiero decir que en general todos estamos esperando una experiencia sensorial gratificante, pero no tenemos hambre de sumergirnos en la profundidad de una verdadera experiencia artística y, tal vez ya no esperamos nada de la música, porque no sabemos explicarnos a nosotros mismos qué es y aunque tengamos sed de ideas claras sobre ella, como es muy poco lo bueno que tenemos disponible en nuestro propio idioma para meditar, pues fácilmente renunciamos a conocer de primera mano la música. Por eso les recomiendo que lean este libro del Maestro Cárdenas, porque nos regala el lujo de entender mejor la compleja y abstracta naturaleza de la música, que además, nos expone de la mejor manera en que uno puede aprender de los grandes: contándonos su propia historia de vida. 

Yo disfruté mucho leyendo éste libro porque sentía que estaba cerquita del Maestro Cárdenas y que me estaba contando las vivencias que lo forjaron y que hicieron de él y de la música un entrecruzado que borró sus fronteras. Todo su libro lo refleja. Continuamente nos remite al título: La propia manera de oír el mundo, donde la palabra clave se encuentra en el verbo oír, porque para el Maestro Cárdenas la música es, como lo aprendió del gran Celibidache, no sólo disciplina, orden, elegancia, ondas que llenan el espacio. No. El Cuarto Arte es para el Maestro Cárdenas un acontecimiento sonoro con el que aprendió a intrincarse. 

Pero aunque hay mucho que decir del libro, no quiero arruinarles su lectura, ni hacerles un reporte de escuelita ¡Cómprenlo, léanlo! Todos lo pueden ordenar a la tienda de Amazon. No es un libro costoso para la mayoría y pueden regalarlo sabiendo que es un libro valioso, porque no es un libro más de los tantísimos que a cada rato salen, porque ya es cosa común que cualquiera pueda publicar, creyendo que con pegar palabras está haciendo cultura. Básteme con lo dicho para insistir en que lo lean y saquen ustedes sus propias conclusiones. 

Verán, yo no les voy a hablar más del libro que de su escritor, porque yo creo que no hay mayor, ni mejor homenaje para un autor, que acercar al público a su obra y para que la entiendan mejor quiero concentrarme en hablarles del Maestro Cárdenas, de su vida, para que lo conozcan y dimensionen mejor quién es éste Director Sinfónico mexicano, que contra todo pronóstico, recorrió un largo camino desde jovencito para llegar de Tamaulipas hasta la cuna de Mozart, a la ciudad icónica de Salzburgo en Austria, territorio donde los músicos más grandes van, tarde o temprano, a rendir su genio frente a sus muros centenarios. La historia siempre nos ha mostrado a lo largo de todas sus épocas que hay lugares donde la cultura florece con mayor intensidad y Salzburgo es a la música, lo que Alejandría fue a las letras. 

Imagínense ustedes a un jovencito de quince años llegado al Seminario Teológico Presbiteriano de México, como tantos llegan cada año. Yo he sido maestra en ese seminario aquí, en la Ciudad de México, en la licenciatura y el posgrado de teología y, si bien ésta institución es reconocida por ser el primer seminario teológico protestante fundado en Hispanoamérica, también es verdad que llega a poner a sus alumnos bajo el influjo de grandes formadores, o deformadores, según la institución religiosa lo permita y literalmente lo permita porque la institución no privilegia conocimiento, sino seguimiento, como tantas otras. 

Bueno, pues ahí, en este senderito, el Maestro Cárdenas comenzó su camino, uno que lo llevó a desembocar a otro más ancho, al Estado de Nueva Jersey, a la renombrada Princeton donde reside todavía, porque hay polémica, el famoso Westminster Choir College, para concluir sus estudios que terminó, además, con mención honorífica cum laude. 

Estos logros se alaban mucho, pero poco nos detenemos a considerar el cómo; cómo se logra pasar de aquí a allá, donde allá no significa fuera del país, ni una gran escuela que lo educó para alcanzar la madurez del genio que llamamos hoy Sergio Cárdenas, sino meditar sinceramente cómo el tamaulipeco superó que a sus quince años ya iba tarde, ya era, por así decirlo, viejo para emprender una carrera profesional en la música culta. 

Ustedes saben bien que los privilegios de una familia pueden financiar carreras y entonces, el talento es lo de menos. En nuestro país, como en muchos otros, uno puede producirse un buen nombre merced del apellido, del poder o del contubernio con los círculos de poder considerados cultos. Pero en cambio, tener talento y no poder financiarlo, es vaticinio de la extinción de la cultura. En México llevamos y traemos la palabra cultura al borde de lo escandaloso, de la vergüenza. El Maestro Cárdenas no ha dejado de lidiar con ésta situación toda su vida, sobre la que contra muchos obstáculos, consiguió mantenerse en posibilidad de continuar su camino. 

Verán, yo quiero hacer énfasis aquí en que por encima de la información, está la formación. Ella es la que nos da criterios y nos permite esquematizar y jerarquizar la información para amasar el pensamiento crítico. El Maestro Cárdenas, por eso, al estudiar en los centros de cultura más sobresalientes del mundo en el campo musical, como lo fue Austria en el famoso Mozarteum de Salzburgo, estuvo expuesto a las mejores mentes y a los mejores talentos de los que pudiera alimentarse e influirse para dar todo el fruto de su propio genio. 

Yo me imagino al Maestro Cárdenas viviendo como en el núcleo mismo del Renacimiento, en Florencia, donde al caminar por cualquier callejuela uno podía toparse con una estatua de la factura de Miguel Ángel; admirar las construcciones de Brunelleschi, y un poco más adelante, ver al mismísimo Leonardo DaVinci liberar unos pajarillos en un mercado; y en la siguiente esquina, admirar una puerta hermosamente labrada por Ghiberti; y en un rincón oscuro, ver al Magnífico agachar su oído a la boca de Maquiavelo. 

Aún con todo ello, aún rodeado de tantas potencias humanas, no será sino hasta que conoce al hito Celibidache, que el Maestro Cárdenas sufrirá la influencia definitiva y surgirá con rotunda independencia, ya no como el estudiante que recibe todo hecho, que busca en los maestros su propio reflejo. 

Entonces, preguntaba yo que cómo se llega de Tamaulipas hasta las enseñanzas de un Celibidache. Cómo se pasa de ser un adolescente rezagado en conocimientos, como tantos jóvenes en nuestro país, a llegar a convertirse en el único Director Sinfónico mexicano capaz de poseer la titularidad de Orquestas Sinfónicas de la envergadura como la de la Universidad Mozarteum; la Sinfónica de Hof en Alemania; la de El Cairo en Egipto; y aquí en México de la Sinfónica Nacional, de la Filarmónica de Querétaro, de la Escuela Nacional de Música y, en fin, llegar a convertirse en un verdadero legado en composiciones, arreglos, traducciones, grabaciones y mucho más que ustedes, por favor, deben consultar con detenimiento para conocer toda su obra... bueno, pues, reitero ¡¿Cómo se llega?! o ¡¿Cómo llegó?! 

Pues al Maestro Cárdenas le costó lo que a todo ser humano que consideramos grande le cuesta: le costó entregarse a su misión. Ustedes saben que las misiones abundan, pero lo que nos conmueve de ellas hasta la admiración es que nos revelen no sólo un poco del sentido para el que sentimos vivir, sino que nos revelen contundentemente toda la omnipotencia de nuestra propia voluntad para consagrarnos a un quehacer, sin el cual ser nosotros mismos, sería imposible. 

San Agustín decía algo que me gusta muchísimo y que el Maestro Cárdenas me recuerda: Amor meus, pondus meum, illo feror, quocumque feror: “amor mío, valía mía, por él soy llevado, donde quiera que soy llevado”. Así llegó el Maestro Sergio Cárdenas de Tamaulipas hasta los grandes escenarios del mundo. 

La vida es siempre tener necesidades, pero más que eso, nos define un ansia, un afán, un amor que llevó, en este caso al Maestro Cárdenas, al recorrido interior de la vivencia profunda de la música, donde también encontró un camino para reflexionar el sentido de lo humano frente a lo trascendente, quiero decir, lo que concierne a la forma en que nos relacionamos respecto a todo con las tensiones mismas que nos produce entender y conocer la realidad compleja. Pero ustedes se preguntarán ¿Qué es la realidad? Eso tan complejo y que la música, como la filosofía, nos pone también a la mesa. 

Por ejemplo, ustedes se van a asombrar mucho, como yo la primera vez que lo supe, de que el concepto realidad no existía para los griegos antiguos. Realidad es un concepto ya posterior tomado de la palabra latina res. 

Etimológicamente la palabra realidad sería algo así como coseidad (por favor, disculpen ustedes la palabrota. Éste tipo de términos se usan mucho ahora para fingir que pensamos). Sin embargo, por coseidad queremos decir algo básico: lo que hace que la cosa sea cosa. 

Ahora bien, imagínense no tener disponible hoy el concepto de realidad en la vida. Bueno, pues los griegos, los desarrolladores del pensamiento crítico occidental y de los conocimientos físicos y metafísicos analíticos, carecían del concepto de realidad. Ellos tenían algo más complejo, diría yo: la palabra verdad. La palabra para verdad en griego es ἀλήθεια y procede del verbo griego λανθάνω. Λανθάνω significa pasar por alto, pasar de ser percibido. Οbviar algo que ahí está, pero que no lo veo, no lo noto, lo omito. 

Así que ἀλἠθεια es lo contrario de λανθάνω, porque se escribe con una alfa al comienzo que llamamos alfa privativa. Por ejemplo, como en la palabra arritmia, es decir, que no tiene ritmo. 

Por tanto, lo que traducimos como verdad quiere decir lo que no pasamos por alto, lo que no obviamos. Lo que está ahí y yo soy lo suficientemente perspicuo para notarlo, para darme cuenta de su presencia y no omitirla. 

A partir de éste razonamiento, el concepto de realidad derivado de la palabra res en latín (acordémonos siempre que la característica intelectual romana es ser prácticos) y de ἀλἠθεια, que en griego significa que la verdad es lo que no pasamos por alto, tienen su diferencia en aquello que es susceptible de ser apercibido por el ser humano. Es decir, los griegos aspiran a percibir más allá de la res, más allá de las cosas, de lo que llamamos el mundo sensible. La ἀλἠθεια tienen implícito que la verdad existe, que está ahí, aunque la omito y aunque no puedo asirla toda, su entraña es advertirla, agudizar la percepción para no pasarla de largo, porque la percepción, al fin y al cabo, tiene el propósito más humilde y más fundamental: servir a la vida en sí misma, para posibilitar que la vida sea más anchamente vivida, más vital y la música para el Maestro Cárdenas está impregnada de esos terrenos suprasensibles de la percepción. 

Yo decía, por eso, que el Maestro Cárdenas nos entrega en este libro el regalo de entender conceptos abstractos y conocimientos clave de la música en general, pero, también decía que, cuando al talento no es posible financiarlo, avecinamos la extinción de la cultura. 

Fíjense que este es uno de los problemas más dramáticos que tenemos hoy día: rara vez la genialidad de los niños y de los jóvenes será educada, pero lo más trágico de todo, lo primero que aniquila su talento, será no poder suplir sus necesidades básicas; después, si pudo cubrirlas, a esta tragedia se le sumará otra también gravísima, que la educación, las más de las veces, será la propia asesina de esa genialidad, porque cuando la institución exalta la burocracia y cuando la cultura se vuelve servilismo a la letra, producimos una sociedad cortesana. Ahí tienen ustedes un ejemplo de lo que digo: la Escuela Nacional de Música (Facultad de Música-UNAM) en manos de la dirección de un miembro de la familia Frenk, violentando impunemente tanto la ley laboral, como empleando el poder para difamar al Maestro Cárdenas. Es un ejemplo de cómo la corrupción es mucho más que salirse de lo ético, de la ley o del honor. 

El tipo de corrupción que se da en los medios intelectuales de México es una deformación muy particular que tiene que ver con nuestro sistema de anhelos y de quereres como individuos y como parte del conglomerado social. 

Implícitamente nos volvemos promotores de la mediocridad. La solapamos porque le permitimos a farsantes no sólo abusar del capricho del poder, sino lo que es peor, los fijamos como estándar, les permitimos operar como símbolos de cultura y entonces la cultura se vuelve impotente como búsqueda reflexiva en la región de nuestros gustos. 

El Maestro Sergio Cárdenas es un hombre enemistado con la mediocridad, entonces, ya se pueden ustedes imaginar cuántos detractores tiene un hombre que insiste por método en hacer mejor lo ya hecho. 

Pero fíjense, esta situación es una muy vieja, muy larga y muy pesada historia que se repite en espiral, como reiterándonos lo importante que es estar revocando nuestro propio conocimiento. Si comparamos nuestra situación actual con otros momentos de la historia nos vamos a encontrar, por ejemplo, que hacia finales de la Edad Media, de pronto las universidades están capturadas por una hegemonía de pensamiento, la tomista, que era casi como un credo que desautorizaba todo pensamiento independiente, sobretodo si intentaba producir algo fuera él. 

En aquel entonces, ese intento de supresión, forzó a las mejores mentes a buscar fuera de las universidades lugares dónde poder ejercitarse e intentar hacer cultura, de modo que se fundaron grupos independientes a ellas, las famosas academias, que nacen en grupos de estudio en sus casas, en grupos de estudio separados de la institución oficial que fueron quienes le dieron realmente vitalidad a la cultura porque las universidades ya no eran más que organizaciones anquilosadas. Vuelve a ocurrir lo mismo, por ejemplo, en Gran Bretaña en la era victoriana. También las grandes universidades estaban capturadas por éste tipo de mente que ya no revoca su saber y la gente con dinero, los estudiosos con posibilidad económica, generan en aquel entonces grupos alternos llamados sociedades de investigación para poder tratar de cultivar su propio campo de estudio. 

Con la posmodernidad, me parece, nos topamos con la misma situación. Las universidades están retacadas de gente mediocre, sin capacidad de una producción verdaderamente relevante. Además, ahora nos marca la obsesión de ser originales, por supuesto en el peor de los sentidos, en una pavorosa superficialidad de publicar, publicar y publicar sin importar la calidad; la pavorosa superficialidad de ser mediáticos, de ser vistos, de ser escuchados, incluso a costa de abusar de las palabras obscureciéndolas, como afirma, por ejemplo, el físico Alan Sokal. Todo eso son ahora, también, las universidades e instituciones culturales y, entonces, yo tengo muy claro que el conflicto que la Escuela Nacional de Música  (Facultad de Música-UNAM) tuvo con el Maestro Cárdenas a manos de Frenk, posee una raíz mucho más profunda que la mera laboral: se trata de una incompatibilidad que tiene más que ver con vivir cómodamente sin autocrítica y con el único interés de ser fieles sólo a sus propias limitaciones. Es un sistema sin vida, con un pie puesto en la ilusión de sentirse a sí mismos arribados a tiempos mejores que todo el pasado en su conjunto; y con el otro pie firmemente afianzado en la incapacidad para renovar los propios deseos y necesidades. 

¡Ésta es la vida del Maestro Cárdenas en la vida de su tiempo! Es por ello, entre muchas otras razones, que estoy tan contenta de estar aquí con ustedes y con la Dra. Roitman, con el Maestro Plancarte y con el Maestro Viesca en la hora buena de que el Maestro Cárdenas haya publicado éste libro y de que instituciones como el Museo de la Ciudad de Querétaro (la ciudad que es cuna de la Independencia de nuestro país) haga éste tipo de eventos, porque nos hace falta que hombres de la factura del titán tamaulipeco Sergio Cárdenas nos comparta la inextinguible llama que en su interior le permitió crear su grandiosa manera de oír el mundo. 

                                                                                                                  Montserrat Castellanos-Rmz. 



Montserrat Castellanos Ramírez es Licenciada en Ciencias Bíblicas y en Filosofía de la Religión por el Museo de las Sagradas Escrituras, con estudios de especialización en dialectos griegos antiguos y contemporáneos así como en filología clásica y poética hispánica. Ha sido catedrática en diversas instituciones como el Museo Maná de las Sagradas Escrituras, el Miami International Seminary, el Seminario Teológico Presbiteriano de México, la Escuela Bíblica Central para Misioneras, la Facultad de Estudios Superiores en Humanidades y Teología, la Fundación Eliashitta para la Investigación Bíblica y el International Center L.F.C. Tischendorf for Training in Biblical Sciences. Es autora y coautora de diversos artículos de investigación original y de difusión general; ha sido receptora de la beca Rey David otorgada por la Eliashitte Fondation pour la Recherche Biblique y es miembro desde el año 2006 de la Sociedad Mexicana de Estudios Clásicos. Actualmente se desempeña como Directora del Departamento de Griego del International Center L.F.C. Tischendorf for Training in Biblical Sciences. 





miércoles, 18 de noviembre de 2020

Carta a la H. Junta de Gobierno de la UNAM

 El día de ayer, martes 17 de noviembre, 2020, envié a la H. Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México, la carta que aquí comparto. Hoy recibí, de parte del Dr. Rafael Lira Saade, integrante de la Junta de marras, el acuse de recibo. Acompañaron esta carta los documentos que se enlistan en la pág. 4, así como una reseña detallada de 66 páginas que da cuenta de todo el proceso arbitrario, antiuniversitario e inmoral que emprendió la Sra. Frenk Mora en mi contra, sin fundamento alguno, proceso que en un alarde de impunidad, tuvo su primera culminación el 6 de marzo, 2018, fecha en que me fue notificada la rescisión de mi relación laboral con la UNAM, a pesar de la inusitada actividad académica profesionalizante que venía desempeñando desde la primavera del año 2005 y a pesar de contar con la definitividad de mi plaza (Conjuntos Orquestales) desde marzo de 2013.

Ya nos enteraremos de la decisión de la H. Junta de Gobierno-UNAM.







lunes, 9 de noviembre de 2020

FESTIVAL de OAXACA con la FILARMÓNICA de QUERÉTARO, en 1994.

Comparto imágenes del programa general de mano de la edición 1994, del 
FESTIVAL de OAXACA
con la
FILARMÓNICA de QUERÉTARO.
Agradezco al Sr. Alejandro Eddie Rivera el haber compartido conmigo estas imágenes.

La portada del programa reproduce una poderosa pintura del oaxaqueño RODOLFO MORALES, quien generosamente nos la proporcionó.





 

sábado, 7 de noviembre de 2020

Primera presentación de LA PROPIA MANERA DE OÍR EL MUNDO

 Bajo el techo protector de la Facultad Latinoamericana de Teología Reformada (Ciudad de México), el 7 de noviembre de 2020 se llevó a cabo la primera presentación, vía Zoom, de mi libro LA PROPIA MANERA DE OÍR EL MUNDO.



Con la autorización de quienes me honraron con comentarios sobre el libro, reproduzco aquí los textos de sus respectivas participaciones. Mi sincero agradecimiento a la Mtra. Mónica Paola Aguilera, la Mtra. Beatriz Macín y el Mtro. Leopoldo Cervantes-Ortiz. 


Mónica Paola Aguilera Zertuche

   Buenas tardes a todos. Antes de empezar, quiero decir que me siento muy honrada por la invitación que recibí del maestro Sergio Cárdenas para conversar sobre este espléndido libro que hoy se presenta. Me siento también muy agradecida por la compañía de todos ustedes y al mismo tiempo complacida de conocer a los maestros Leopoldo Cervantes y Beatriz Macin a través de sus comentarios sobre este texto.

   Conocí personalmente al maestro Cárdenas en la Escuela Superior de Música del INBAL, en el tiempo en el que él fue director de su orquesta sinfónica, hoy a cargo precisamente de uno de sus pupilos, el maestro David Rocha. A partir de su llegada, la dinámica de la escuela entera se revolucionó y después de más de tres años del feliz concierto que presentamos bajo su dirección en el Palacio de Bellas Artes, nuestros grupos artísticos, orquesta y Cantoría, siguen andando en buena medida por este impulso.

   Dicho esto, doy inicio a la lectura de un breve escrito elaborado con el fin de celebrar la existencia de este libro y la humilde intención de contribuir a despertar el interés de los presentes sobre el mismo.

   En las clases de Historia de la música a las que asistí siendo estudiante de Licenciatura en canto en la escuela antes mencionada, escuché decir al profesor que solo existe una experiencia tan placentera como la de hacer música, la de escuchar música, y que solo existe una experiencia tan placentera como la de escuchar música, la de hablar de música. Concuerdo con él.

   La propia manera de oír el mundo llegó a mis manos como nos llegan muchas veces las cosas buenas, de manera inesperada y en condiciones no deseables, en medio de la epidemia causada por el virus sars cov 2, al que todos nos referimos como COVID19, es decir, en un contexto de aislamiento. A pesar de los estragos que la enfermedad está causando a nivel mundial, no adjudico a este aislamiento un carácter totalmente negativo. Antes bien, me parece que a muchos nos ha dado la oportunidad de dedicarnos a cosas que en el ajetreo de nuestras múltiples ocupaciones nos es imposible hacer. Entre ellas, la lectura. No hablo de esa lectura técnica, pragmática, la que hacemos cotidianamente, por ejemplo, los profesores de música o directores de grupos artísticos. No me refiero a la investigación, el análisis, la traducción, la memorización de textos musicales o referentes a la música que son el pan nuestro de cada día –un ejercicio necesario, sin duda, pero en el que muchas veces queda poco espacio y tiempo para la reflexión–. Hablo de una lectura más sensible, más humana, que a través de este libro me ha permitido de algún modo el placer de hablar de música con el maestro Sergio Cárdenas.

   La variedad de textos contenidos en La propia manera de oír el mundo contempla los de crítica musical, sociología de la música, interpretación, historiografía musical, análisis formal, orquestación, acústica, crónica musical, audiciones guiadas... Una pluralidad de materias nada extraña, si consideramos la vasta experiencia que el autor ha acumulado a través de su carrera en diversos rubros del quehacer musical, adoptando alternativamente el papel de escucha especializado, intérprete, investigador, director, profesor, compositor, crítico, promotor, escritor... Pero no es esta diversidad de aproximaciones a los sucesos musicales, desde mi punto de vista, la mayor virtud de este libro, sino la manera personalísima en la que el maestro Cárdenas nos conduce a través de cada capítulo, unas veces como el profesor amoroso guiándonos a través de un sinnúmero de episodios músicales, otras sencillamente como un entrañable compañero de viaje.

    Sus constantes referencias a disciplinas humanas lindantes con la música, la psicología, la filosofía, la teología, la poesía, diversos géneros literarios... nos recuerdan ese estado ideal del arte, en el que todo está integrado, en el que no existen fronteras entre la emoción y la idea, entre la idea y el movimiento, entre el movimiento y el sonido, entre el sonido y la palabra, entre la palabra y la imagen, entre la imagen y la forma, entre la forma y el espacio...

   En La propia manera de oír el mundo, el autor nos habla del fin último de la experiencia artística, la trascendencia, y lo hace horadando en cada tema. Cava profundo en el análisis de prácticas interpretativas cuyo imperativo es sentar su base en la interiorización significativa del lenguaje musical; en el estudio de la concepción del sonido; en la búsqueda de la propia y más depurada formación musical. Acusa la vigente carencia de condiciones propicias para el desarrollo musical del talento mexicano, ahonda en la percepción del tiempo y la mejor expresión del tempo; indaga en la inexcusable relación «sensible y consciente » entre el compositor y el sonido.

   El maestro Cárdenas nos comparte sus observaciones sobre el universo emotivo de Mozart, Schubert, Tchaikovsky, Rachmaninoff; nos advierte sobre la riqueza que se desprende del escuchar la música con los oídos (y el corazón) abiertos. En al menos cinco capítulos, nos revela apreciaciones inusitadas acerca de la personalidad y genio de Mozart y nos apercibe sobre la gran responsabilidad y honor que implica interpretar su música. Recapitulando el tema del tempo, nos alerta sobre los cuestionamientos a este respecto, que pueden surgir a partir del encuentro con una partitura, por ejemplo, el Scherzo en la 9na sinfonía de Beethoven. Con admirable paciencia, nos explica también algunos de los significados y significantes de las estructuras armónicas y formales en Brahms y de su esperanzadora narrativa teológica en Un requiem alemán; ahonda en la profunda espiritualidad que Bruckner vierte en su música; revela la necesidad de revalorar la obra de Schubert; nos guía por “Las divertidas travesuras” sonoras de Strauss; con renovada emoción nos narra las incomparables interpretaciones de Karajan y Jessy Norman vividas en persona; comparte las reacciones suscitadas por la escucha de su Dios te bendiga, una obra de tal intensidad que en ocasiones puede resultar nociva para la salud; escudriña en el transfondo del subjetivo y siempre cambiante concepto estético de lo “bonito” en la música, cuyo trasfondo hoy en día tiene una perniciosa conexión con los “valores” neoliberales, según los cuáles se es mejor cuando se percibe más.

   Expandiéndose hacia otras disciplinas artísticas, describe el proceso creativo de una notable obra pictórica de Elvira Gascón y del imponente trabajo escultórico de Federico Silva. En su faceta de director, describe proyectos ejemplares como la conformación y trabajo de la orquesta Consortium sonorus que eventualmente nos nutre con sus depuradas interpretaciones. En el ámbito de la gestión cultural, discute sobre la gran responsabilidad del estado y los medios de comunicación en la preservación y difusión del verdadero arte; sobre la vocación artística y cómo es menester que dicha vocación sea provista de una formación íntegra; nos recuerda una vez más el interés que comporta el reconocer a “nuestros” compositores y artistas mexicanos como figuras de primera importancia.

   Por otra parte, nos obsequia un minucioso análisis de la Visión de los vencidos, de Manuel Enríquez; nos invita a romper los cánones establecidos en cuanto al repertorio de la música mexicana, a abrirnos al conocimiento de otras obras que hasta ahora han pasado prácticamente inadvertidas, en especial las de algunos de nuestros más destacados creadores, Candelario Huízar, José Pablo Moncayo, Manuel Enríquez... Por último, nos comparte algunos aspectos sobre la atingente creación de festivales como “SURCO, Jornadas Candelario Huízar de la música de concierto”, y el “Festival internacional Tamaulipas” a su cargo, y de la integración de otros géneros como el jazz en dichos festivales.

   Personalmente, debo decir que este escrito ha motivado la escucha de las obras musicales comentadas. Esta vez y gracias al autor, con nuevos oídos. Asimismo, ha despertado en mí un vehemente deseo de conocer la obra íntegra de su compañero de ideas y emociones, Rainer María Rilke, ojalá sea mediante sus traducciones.

   Probablemente, los que han tenido la fortuna de haber leído ya La propia manera de oír el mundo estarán de acuerdo si afirmo que no puede existir un mejor título para este escrito. Porque en él, el autor desvela los pasajes de su propia historia musical con una honestidad poco frecuente en los medios musicales impresos. Es un corazón latiente cuando se trata de expresar las emociones que suscitan las diversas vivencias musicales, un cerebro batiente cuando considera necesario denunciar las conductas más nocivas en contra del arte. Pero por encima de todo ello, este libro, que felizmente se presenta hoy, nos deja conocer al autor como el artista generoso, completo, capaz de transformar cualquier entorno con su sola presencia y siempre dispuesto para ayudarnos a construir nuevas maneras de oír el mundo.

   Para concluir, felicito a la Facultad Latinoamericana de Teología Reformada por los festejos de su 50 aniversario y le agradezco este espacio para dar a conocer este ya querido libro. Insto a todos los presentes a disfrutar de esta lectura y a redoblar el esfuerzo por difundirlo.


BEATRIZ MACÍN

La propia manera de oír el mundo.

   Mi experiencia en la lectura de este libro ha sido poco tradicional, por decir lo menos. Me explico: es el primer libro que compro en línea y recibo por correo postal. Se trataba de un libro de Sergio Cárdenas y el entusiasmo que sentí hasta que lo tuve en las manos se compara con el de un niño esperando su regalo de cumpleaños. Sabes que va a llegar pero no cuándo. Solo pasaron dos días antes de que empezara a leerlo.

   Fui avanzando y disfrutando desde el primer texto, 'La música como lengua materna', hasta 'Cúspide de un apostolado de la mexicanidad'. 30 de los 41 subcapítulos en los que está dividido el libro. En el número 30, el Maestro Cárdenas incluye la compleja partitura de la Visión de los vencidos, compuesta por Manuel Enríquez Salazar, y hace una descripción detallada de las circunstancias en la que fue escrita. Seguí con mi lectura, terminé el libro, pero regresaba constantemente a esa partitura. Ante mi incapacidad de interpretarla, y fascinada en realidad por el texto, busqué en YouTube las referencias incluidas al final del capítulo.

   Leí, escuché, volví al video y descubrí que estaba aprendiendo una forma completamente nueva, para mí, de transitar por una lectura. Entonces decidí acercarme a Mi propia manera de oir el mundo, otra vez desde su inicio.

   Regresé a los primeros capítulos, los releí y sin cerrar el libro me 'instalé' en el canal de YouTube de Sergio Cárdenas. Había yo disfrutado mucho la lectura, los que seguimos de cerca el trabajo del Maestro conocemos bien el estilo cálido, emotivo y accesible de su escritura. Cuando el tema que desarrolla es más complejo, desde la tinta en el papel, con sus propias palabras, nos ofrece todas las herramientas para ir más allá: recurrir al diccionario si desconocemos un concepto; consultar una enciclopedia o en Google,  dependiendo de las circunstancias y de las mañas, acerca de un compositor, un poeta, una ciudad lejana y ajena, y hasta una ruta ferroviaria en Google maps.

   Sergio Cárdenas nos describe a detalle, con basta información, lo que nos narra. Pero algo tiene que nos impulsa a querer conocer más. Tendría que convertir en libro cada uno de los fragmentos de Mi propia manera de oir el mundo y querríamos más. Entonces nos pica y nos dice dónde buscar. Y ahí fui.

   En mi segundo acercamiento a este libro me acompañó la música, o el video. Regresaba al libro y pausaba el video. Y otra vez el video, solo que ahora observaba mejor los movimientos del director, su postura, su forma de comunicación con su orquesta. Esto después de conocer las sabias observaciones de 'Celi', que Cárdenas comparte con nosotros.

   Y ese fue uno de los textos que más impacto tuvieron en mí. 'Encuentro con Sergiu Celibidache'. No solo nos cuenta de la experiencia de estar frente a un artista de semejante talla; también, desde lo más íntimo, nos confía cómo se sorprende al comprobar que creía conocer una pieza, y termina desconociéndola cuando escucha su interpretación bajo la dirección de Celibidache. Sergio Cárdenas, entonces es capaz de hacer a un lado los sentimientos, la sonoridad en la memoria del corazón para, como si fuera la primera vez, atender, aceptar y recibir la interpretación propuesta por Celi de la 4ta Sinfonía de Brahms.

   Es capaz de despojarse no de lo aprendido, sino de la influencia recibida a lo largo de años de estudios, de maestros y técnicas, de otras formas de reacción ante la música, para saltar de lleno a una nueva y desafiante experiencia.


   A los 25 años Sergio Cárdenas se cuestiona si con la admirable formación académica con la que contaba, ya a tan temprana edad, ¡no habría percibido en su totalidad la riqueza musical, justo en su dimensión que la convierte en humana!

   ¿Cómo alguien llega a semejante cuestionamiento siendo tan joven? ¡Hay tantos que nunca se enteran! Además, lo hace con la modestia necesaria como para empezar de nuevo. Hay que ser Sergio Cárdenas, fácil ¿no?

    A manera de metáfora: después de conocer a Celi, el Maestro Cárdenas detiene su aleteo para plantarse firme en reaprender, lo que de ninguna manera es sencillo.

   Sergio Cárdenas se ha distinguido también por su feroz defensa de los creadores mexicanos, no solo en la música sino en todas las artes. Ha sido víctima del abuso de poder, del intento de desprestigio, de envidias tras envidias, entre otras linduras que padece nuestro medio cultural. Aun así, no detiene su marcha y en el camino va sumando siempre nuevos talentos que cobija bajo su nombre y prestigio y los acompaña leal, siempre leal a su proyecto, a sus alumnos, a sí mismo.

   En otro de sus textos, Una dimensión no lineal, nos deshebra con la paciencia que lo caracteriza las diferencias entre sonido y ruido. Entrelaza la calidad misma de ser humano, de disfrutar de la vida, de reconocerse privilegiado, con los sonidos maravillosos que se manifiestan a sí mismos.

   En otros subcapítulos el Maestro Cárdenas es sumamente crítico, aplica su crítica desde la autoridad que ha adquirido en mil batallas, y las que faltan porque no le paran, siempre hay alguien, y de las que suele salir vencedor y las más de las veces ileso. Hay muchas rutas para enriquecer, dignificar, fortalecer y perdurar políticas culturales en nuestros estados y en nuestro país. Él ha demostrado que las conoce, las domina, y las autoridades deberían dejar el celo y la envidia que como compositor, promotor, profesor, le profesan, para incluirlo, escucharlo, conocer su legado y cuidarlo y protegerlo. ¡Pongan atención, pues!

   En La propia manera de oír el mundo, Sergio nos lleva por un recorrido al centro y espacio de los compositores clásicos más incomprendidos. Su tremenda fuerza creadora los aísla, los somete al abandono que al exprimirse a sí mismos recogen el sumo del propio dolor para 'bendecir' con él al simple humano que no siempre sabe lo que sucede, que no se reconoce como parte del proceso creador, que recibe el regalo y se estremece sin sospechar ni enterarse del desgarramiento que provocó su creación.

   Así como en el parto la madre se parte en dos, siente dolorosamente cómo su cuerpo muta, se desgarra y ahí está el inicio de la vida, y con esa vida inicia otra vida para ella. En ese momento olvida el dolor y acoge a su bebé que, egoísta como es, exige todo, y todo le da.
Solo el que hace arte, el que lo crea, sabe el precio que está pagando por su elección. Sergio Cárdenas está hablando, nos está incluyendo,  nos está compartiendo su inmenso legado musical, literario, de vida, su quehacer como promotor, su enorme valor como Maestro, como amigo. Pongamos atención. A cuidarlo, pues.

   Disfruten Mi propia manera de oír el mundo, inventen su propia manera de leerlo, releerlo, y vivirlo. Como hice yo.

Gracias! 


Leopoldo Cervantes-Ortiz

‘Fe inquebrantable en la música: la propia

manera de oír el mundo’, de Sergio Cárdenas

(fragmento)

Una producción literario-musical en la que un reconocido especialista y practicante de este arte se solaza.

06 DE NOVIEMBRE DE 2020 · 15:30

En ocasión de la presentación del libro el 7 de noviembre de 2020, como parte de los festejos del 50o aniversario de la Facultad Latinoamericana de Teología Reformada (FLATER)

Las palabras se van aún junto a lo indecible.
Y la música, siempre nueva, desde las piedras más vibrantes
construye en el espacio no utilizable su morada divina.[1]
Rainer Maria Rilke, Sonetos a Orfeo, X, versión de Sergio Cárdenas

Estoy convencido de que la música, cuyo lenguaje inicia cuando se agota la palabra, no requiere explicaciones. Mi intención, que también es mi esperanza, es acercar al lector a la música. Ésta se encargará de lo demás: de cercarlo, de arrobarlo y arroparlo, de colarse a su flujo sanguíneo para, con él, irrigar todo su cuerpo, de trascender ese mismo cuerpo y su cotidianidad, de brindarle beatitud.[2] S.C.

   Luego de algunos años de ausencia en el mundo editorial, sale a la luz un nuevo libro del compositor, director y maestro Sergio Cárdenas que lleva por título La propia manera de oír el mundo. Textos diversos, en cuya portada aparece Música acuática (1981), de Gustavo Aceves, obra plástica emblemática que lo ha acompañado desde hace muchos años y que aparece en su sitio personal. Este volumen se suma a los otros cuatro que, con una periodicidad variable, han marcado el feliz encuentro entre la pluma y la batuta de esta figura central del escenario musical mexicano y mundial: Estaciones en la música (1999), Un rap para Mozart (2003), Una dimensión no lineal (2010) y Amores idos, inconclusos (2013), en los cuales ha recopilado sus frecuentes e iluminadores acercamientos a cuanto llama su atención en el ejercicio de su disciplina. Todo ello sin contar los libros estrictamente musicales. Aquí estamos delante de una producción literario-musical en la que un reconocido especialista y practicante de este arte se solaza, y nos invita a solazarnos, a los legos y aprendices, en la forma en que articula y ha articulado siempre el discurso musical y la expresión escrita en un engarce gozoso y bien redactado para felicidad de quienes amamos las letras y la música también. Quienes amamos la explicación docta y amena de lo que

representa una obra, un autor o una corriente en un contexto cultural amplio estamos de plácemes por esta nueva entrega de Sergio.

                                                          Cárdenas con Sergiu Celibidache.

   Sabedores sus lectores/as de sus gustos, aficiones y obsesiones, cada aparición bibliográfica representa la garantía de sumergirse en los mares de la delicia musical aderezada con el profundo conocimiento técnico, histórico, ideológico y estilístico de las obras y compositores incluidos en sus elucubraciones y sondeos. Mozartiano hasta la médula, sus indagaciones constantes sobre ese monstruo de la creación musical empatan con las obras que conoce de memoria y en las que encuentra deslices y resquicios, asomos y trances, visiones y posibilidades, que solamente él en su infatigable tarea es capaz de traernos hasta la mesa como un manjar pulcramente preparado para educar nuestros paladares ignorantes. Quienes tengan formación musical y, sobre todo, quienes lo han acompañado en tantas de estas lides nos llevan una gran ventaja, ciertamente, pero todos unidos recibimos como un sacramento los textos que Cárdenas nos ofrece con su sapiencia y apetito inagotables. En la cuarta de forros de Amores idos, inconclusos esboza una reflexión sobre los textos que escribe:

Aún a sabiendas de que todo lo que se escriba sobre la música brinda no más que un tenue atisbo de la totalidad de su contenido, con cierta frecuencia me gana la debilidad y emprendo el camino de la escritura ante la necesidad de manifestar lo que pienso, quizás como un intento por dejar clara una postura que aspira a compartir un convicción musical, que pretende inducir al lector a la vivencia musical desde una perspectiva auditiva probablemente diferente. No hay otro camino para experimentar la música que escuchándola de manera viva. Querer experimentar esa vivencia de manera plena exige una apertura auditiva y emocional, libre de prejuicios, para que —como escribe Rilke— la música sea “siempre viva” y siempre nueva.

   Dado que en otro lugar quien escribe estas líneas ha esbozado un amplio retrato biográfico de Cárdenas, salpicado de observaciones colaterales que valoran su genio y los alcances de su trabajo[3], aunque es inevitable recordar rápidamente que ha sido el director más joven de la Orquesta Sinfónica Nacional y el único que ha hecho carrera permanente en Europa (dirigió la Orquesta Mozarteum) y Egipto (en donde dirigió la orquesta principal), además de que ha recibido las más altas condecoraciones que otorga su estado natal[4], este texto se reserva del derecho de concentrarse única y exclusivamente en el placer obtenido al reencontrar artículos ya conocidos, ahora contiguos de otros recientes y que forman así un extraordinario conjunto de 41 textos que se va desplegando durante casi 330 páginas, en cinco secciones. Otra historia consistiría en destacar sus logros como compositor de obras que han sido aclamadas en innumerables países, interpretadas por las orquestas y los directores más importantes. Y otra más, el estudio de sus innumerables traducciones de poesía, especialmente las dedicadas a Rainer Maria Rilke (1875-1926), una especie de “dios tutelar” que ha ejercido enorme influencia en sus no solamente ideas musicales (y a quien dedicó iluminadoras páginas en Un rap para Mozart), de soberbia factura, algunas de cuyas muestras aparecen en este libro, aunque en su blog (onomatopeyadeloindecible.blogspot.com) se incluyen libros completos, como las Elegías duinenses (1923). Ahora, en “Vibración que arrebata, consuela y ayuda” (2020), escribe: “Rilke parece decirnos que la música que nos arrebata, consuela y ayuda, existe desde que la poderosa interiorización de lo vivido, se manifestó temblando (vibrando) en el espacio vacío y, con ello, trasladó la vibración al espacio vacío mismo” (p. 59).
                                         Sergio Cárdenas con Roger Wagner, Princeton, NJ, 1972

   Esa estructura permite apreciar las zonas que atiende Cárdenas en cada sección: La propia manera de oír el mundo (8 textos); Hitos de la música (11 textos); Algunas vivencias (9 textos); Música mexicana de concierto (6); y Festival Internacional Tamaulipas y otros proyectos (7). La combinación de enfoques es rica y permite apreciar los diferentes niveles de lectura que propone el autor. Acaso la mezcla de elementos de divulgación musical, de análisis ideológico y cultural, de experiencias laborales y el recuento de tareas realizadas favorece que, al tener acceso al panorama planteado, el acompañamiento de la lectura va alcanzando progresivamente un primerizo “estado de beatitud” a que se refiere el autor en otros lugares. Los párrafos se suceden siempre con ese objetivo en mente, pues tal como le aconteció a Juan Villoro al presenciar a Cárdenas conduciendo la Orquesta Filarmónica de Querétaro: “Aunque había escuchado sus grabaciones y sus conciertos en la Sala Nezahualcóyotl, sólo entonces comprendí que Sergio Cárdenas dirige como quien encabeza una cruzada. La adversidad le parece un magnífico pretexto para divulgar su fe”[5].

   Entre los artículos ya publicados, hay que ver bien de cuáles se trata: para empezar, nada menos que “La extensión de la fe mozartiana” y los dos dedicados a Brahms (“Brahms o el largo camino de la luz” [“A más tardar en el compás 477 del primer movimiento de la Sinfonía no. 2, en Re-mayor, op. 73, de Johannes Brahms, estará llorando quien ha oído hacia dentro de la obra, concentrado o cautivado irremediablemente por la oscuridad precedente. ¿Por qué llorar cuando llegamos a ese pasaje in tempo, ma piú tranquillo? ¿Es tristeza? ¿alegría? ¿decepción? ¿nostalgia? ¿triunfo o fracaso?”, p. 97]y “Brahms, exegeta de la esperanza”), quizá los textos con mayores alturas en toda la obra escrita de Cárdenas. ¿Por qué la afirmación tan categórica? Porque Sergio se ha sumado a la estela de grandes autores teológicos y filosóficos (Karl Barth, Hans Küng y Emil Cioran, entre ellos) que han celebrado con justeza y arrobamiento la obra mozartiana. Sus palabras van precisamente en esa línea, esto es, mediante una estrecha cercanía entre los argumentos teológicos y los estrictamente musicales, con absoluto conocimiento de causa, como cuando se refiere al Réquiem:

   La fe mozartiana descrita en las dos cartas citadas arriba está muy alejada de la idea del catolicismo barroco de recurrir al miedo del cristiano ante un Dios terrible que se vengará de sus detractores el día del juicio final. Por ello, el Dies irae si bien contiene una gran carga dramática, así como una gran agitación en su estructura, me parece más una expresión de aquella absoluta confianza de Mozart en Dios, quien lo redimirá en el juicio final. Esta postura se refuerza en el Rex tremendae en el que Mozart describe la grandeza divina, muy semejante a las visiones del profeta Isaías, contraponiéndole la pequeñez de él mismo ante esa grandeza (p. 88).

   Y, además, lo delicioso que resulta leer cómo se movía el músico austriaco entre las formas litúrgicas católicas y protestantes. También reaparecen ahora: “Bruckner: en busca del alma perdida”, “Una dimensión no lineal” (“...un tempo es un devenir, es decir, es un fenómeno vivo con sus atribuciones y características, mismas que un metrónomo sólo puede destruir o eliminar. Por ello sostengo en mi ‘Credo’ que ‘la música es tiempo sustraído del tiempo’. [...] la vivencia musical es una vivencia trascendental y revelacional, tan incuestionable en su dimensión que llevó a Beethoven a decir que ‘la música es una revelación superior a todas las filosofías’: es algo que nos revela nuestro verdadero día, que lo vivimos en una dimensión no lineal”, pp. 41, 43, énfasis agregado), “Un juego de fuerzas puro” (“Exacto: nuestra conciencia estará en condiciones de vivenciar la música, de vivenciarla de manera simultánea en esa dualidad de realidades que son lo interior y lo exterior de nuestra existencia, sólo cuando el fenómeno musical ‘habite’ el espacio”, p. 51), etcétera. Sin olvidar los persistentes artículos que sigue dedicando a su gran maestro de dirección orquestal Sergiu Celibidache (1912-1996), como “Disipador de tinieblas” (2018), evocación entrañable de su magisterio en la que los detalles del aprendizaje perdido hasta el encuentro con él, son capaces de quitar el aliento. Entre las novedades hay textos de primera línea, como el que da título al libro, “Mostrar la propia manera de oír el mundo”, acerca de la aportación musical de México al mundo y otros aspectos.

   La sección “Algunas vivencias” depara magníficas sorpresas como es el caso del correspondiente a la pintura Cristo-hombre, de Elvira Gascón, sobre la cual le preguntaba a Sergio hace algunas semanas, y cuya reconstrucción de sus características, pero sobre todo de la aportación estética de esta artista de origen español es imperdible. [...]

   Recapitulando, esta nueva aportación escritural de Cárdenas funciona de manera excelente para apreciar cómo reconstruye su periplo vital a partir de su labor como músico en todos los sentidos, es decir, como alguien que existe y sobrevive (lo uno por lo otro) gracias a ese don desde el cual experimenta la vida y el mundo. Su valor reside en la apropiación diacrónica y sincrónica de los grandes instantes vividos, de los cuales da fe armoniosamente en este volumen. Y aún debemos esperar otros logros similares en el futuro. Ésa es nuestra esperanza. Por mi parte, concluyo con unos versos a propósito de una imagen de este gran director en acción.


ESTABLECEN. ADVIERTEN. SOMETEN.

Ojos que marcan el rumbo de la música, que la encaminan en su paso por el mundo.

Ojos poseídos por la pasión de las notas distribuidas entre el caos cotidiano.

Ojos que ordenan el paso,
el ritmo de los sonidos bienamados
por los que se transita en busca del misterio.

Ojos que saben el destino de la música en el tiempo.

(Ojos de Sergio Cárdenas, 2018)

Notas

[1] S. Cárdenas, La propia manera de oír el mundo. Textos diversos. México, 2020, p. 52.
[2] S. Cárdenas, “Advertencia”, en Estaciones en la música. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1999 (Lecturas mexicanas, cuarta serie), p. 15. Énfasis agregado.
[3] Cf. L. Cervantes-Ortiz, “Los hijos de Lutero en México: un recuento histórico con nombres”, en C. Mondragón González y C. Olivier Toledo, coords., Minorías religiosas: el protestantismo en América Latina. México, UNAM/CIALC, 2013 (Política y sociedad en América Latina y el Caribe, 17), pp. 257-264; y “Entrevista a Sergio Cárdenas”,
en Protestante Digital, 8 de enero de 2016.
[4] Cf. José David Cano, “Sergio Cárdenas... más íntimo que nunca”, en Forbes México, 4 de diciembre de 2015.
[5] J. Villoro, “Prólogo pielroja”, en S. Cárdenas, Estaciones en la música. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1999 (Historia), p. 11. Énfasis agregado.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Ginebra viva - ‘Fe inquebrantable en la música: la propia manera de oír el mundo’, de Sergio Cárdenas (fragmento)  (https://protestantedigital.com/ginebra-viva/57387/fe-inquebrantable-en-la- musica-la-propia-manera-de-oir-el-mundo-de-sergio-cardenas-fragmento)