martes, 25 de agosto de 2009

VISIÓN DE LOS VENCIDOS en la Sala Nezahualcóyotl (Ciudad de México)

16 años después de su estreno mundial, la espectacular cantata VISIÓN DE LOS VENCIDOS, del compositor mexicano Manuel Enríquez, será presentada dos veces más en público, en estas ocasiones por los Coros de la Escuela Nacional de Música-UNAM, cuyo director es el Dr. Samuel Pascoe, y los solistas Itzel Trejo, Laura Saldaña (ambas:mezzosoprano) y Luis Alberto Pérez (barítono). Además, con la espléndida Orquesta Sinfónica de la Escuela Nacional de Música-UNAM (OSENM-UNAM), todos bajo mi conducción musical.
Los conciertos tendrán lugar los días 11 (20:30 hs) y 13 (18:00 hs) de septiembre, en la imponente Sala Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario, al sur de la capital mexicana.
MANUEL ENRÍQUEZ recurrió a textos traducidos originalmente por Ángel María Garibay y publicados hace medio siglo por Miguel León Portilla.

MANUEL ENRÍQUEZ (1926-1994): Visión de los Vencidos, para mezzosoprano y barítono solos, coro mixto y orquesta sinfónica (México, D.F, junio de 1991). Textos seleccionados por el compositor a partir de la obra “Visión de los Vencidos”, de Miguel León Portilla.

Obra compuesta por encargo del Instituto de Cooperación Iberoamericana, de Madrid, España. Fue estrenada mundialmente en el Auditorio “Josefa Ortiz de Domínguez” de Querétaro, Qro. (México), el 26 de febrero de 1993, por el Coro de la Escuela Nacional de Música de la UNAM (Dir. José Antonio Ávila), el Coro de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro (Dir. Jesús Almanza), la mezzosoprano Adriana Díaz de León, el barítono Arturo Barrera y la Filarmónica de Querétaro, todos conducidos por Sergio Cárdenas.

I.-

En los caminos yacen dardos rotos, 
los cabellos están esparcidos. 
Destechadas están las casas, 
enrojecidos tienen sus muros.
El llanto se extiende, las lágrimas gotean allí en Tlatelolco.
Llorad, amigos míos, 
tened entendido que con estos hechos 
hemos perdido la nación mexicana.
¿Adónde vamos?, ¡oh amigos! Luego ¿fue verdad? 
Ya abandonan la ciudad de México: 
el humo se está levantando; la niebla se está 
extinguiendo...
Por agua se fueron ya los mexicanos; 
semejan mujeres; la huída es general.

II.-
Y todo esto pasó con nosotros. 
Nosotros lo vimos, 
nosotros lo admiramos. 
Con esta lamentosa y triste suerte 
nos vimos angustiados.

En los caminos yacen dardos rotos, 
los cabellos están esparcidos. 
Destechadas están las casas, 
enrojecidos tienen sus muros.

III.-
Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe, 
y era nuestra herencia una red de agujeros. 
Con los escudos fue su resguardo, pero 
ni con escudos puede ser sostenida su soledad.
Gusanos pululan por calles y plazas, 
 los sesos están salpicados en las paredes. 
Rojas están las aguas, están como teñidas, 
y cuando las bebimos, 
es como si bebiéramos agua de salitre.
Lucha, ¡oh Tlacaltéccatl Temilotzin!: 
ya salen de sus naves los hombres de Castilla y los 
de las chinampas.
¡Es cercado por la guerra el tenochca; 
es cercado por la guerra el tlatelolca!
Ya viene a cerrar el paso el armero Coyohuehuetzin; 
ya salió por el gran camino del Tepeyac el acolhua.
¡Han aprehendido a Cuauhtémoc!

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