1.- ¿Existe información escrita suficiente sobre Candelario
Huízar en México?
Se ha escrito poco sobre este importante compositor musical
mexicano. Sé que hay una propuesta de hacer una investigación musicológica
sobre una o varias de sus obras en el departamento de posgrado de la Facultad
de Música-UNAM, mas desconozco el grado de avance que tenga.
2.- ¿Cuál considera usted qué es el papel musical que dentro del
nacionalismo mexicano desempeñó en su momento el maestro Huízar?
Huízar tiene en su pubertad y juventud temprana, una iniciación
musical muy empírica, centrada en la ejecución instrumental en bandas
zacatecanas. Ingresa al Conservatorio Nacional de Música (CNM) en la Ciudad de México ya como
hombre maduro. Es ahí donde su formación académica adquiere rigor y sistema.
Debe de haber sido una formación musical a profundidad, en especial en los
aspectos de la composición musical, pues su obra sinfónica denota un
conocimiento a fondo del aparato orquestal. No necesitó viajar a Europa para
empaparse de esos “secretos”: aquí los aprendió y dominó todos. Ello sin
abandonar, jamás, su convicción de creador mexicano, que en su producción
orquestal, alcanzó su cumbre con las sinfonías 2 (Oxpaniztli), 3 y 4 (Cora). En especial esta última, que
es una verdadera obra maestra que, dicho sea de paso, lleva a su máximo nivel
el enaltecimiento de lo que se ha dado en llamar indigenismo. Para esa obra
paradigmática del sinfonismo mexicano, Huízar recurrió a melodías que fueron rescatadas por
investigadores del INBA en las regiones coras de México; de ahí su nombre.
En el contexto de su nacionalismo, Huízar consolidó una
consumada técnica de orquestación mexicana al desarrollar la capacidad de hacer
sonar un aparato orquestal conformado casi en su totalidad por instrumentos
europeos, como si fuera conformado por instrumentos autóctonos. De ello dan
cuenta las dos sinfonías referidas.
Su labor pedagógica en el CNM le dio oportunidad de compartir
estos “hallazgos” con sus alumnos, entre los que destacan Moncayo y Galindo.
3.- ¿Cómo es desde el punto de vista de ese nacionalismo, el
estilo indigenista de su música, exista tal indigenismo musical en Huízar o hay
una mezcla de muchas otras tendencias musicales?
Las sinfonías 1 y 3 no consignan la tendencia o la ruta indigenista.
Considero que Huízar no se asumió de manera específica como un compositor
indigenista, sino como un compositor mexicano en el sentido más puro y amplio
del concepto, es decir, sin hacerse dependiente de folklorismos. Cuando recurre
a esas manifestaciones, lo hace como una respuesta composicional a lo que la
pieza misma va exigiendo. Así, encontramos en sus magníficos poemas sinfónicos
referencias a tradiciones folklóricas e incluso pueblerinas que, por lo demás,
reflejan el espíritu puro que le caracterizó. Los poemas “Pueblerinas”, “Imágenes”, “Surco”, contienen una
enorme carga de auténtico sabor popular, muy ligado en su espíritu a la tierra
que le vio nacer, sin hacer en momento alguno concesiones estéticas: en ellos,
Huízar mantiene un altísimo nivel composicional, nivel que en su complejidad y
dificultad, nunca pierde ese sabor.
Las sinfonías 1 y 3, por otra parte, contienen expresiones
universales que manifiestan dominio de la forma y de la orquestación, elementos
en los que se manifiesta como un maestro consumado, en especial en la
orquestación, es decir, en esa manera sabia y sensible de manifestar en sonido
la esencia de un pasaje musical.
La sinfonía 3, que con la 4 son quizá mis dos sinfonías preferidas del corpus sinfónico mexicano,
es una de las obras más complejas y difíciles de cuanto se ha compuesto en
México. Quizá por eso se expone en público tan pocas veces ( la más reciente
debe de haber tenido lugar ya hace más de ¡dos décadas!). Esto es una verdadera
tragedia, más aún en estos días en los que le imponen a nuestros públicos y
orquestas danzones de todo tipo como lo más excelso de la creación orquestal en
México. Aclaro que esto, desde luego, no lo escribo en detrimento de mi colega
Arturo Márquez, pues no es su “culpa”, sino que es reflejo de la puerilidad
intelectual, de la superficialidad e irresponsabilidad de directores y
programadores de conciertos orquestales.
¡Cuánto más rica sería nuestra apreciación del legado sonoro que
da fe a cabalidad del espíritu mexicano si la obra sinfónica de Huízar tuviera
una presencia frecuente en los conciertos de las orquestas mexicanas!
4.- Hay algunas investigaciones y comentarios del maestro
escritas por músicos como Revueltas o Galindo en su momento, publicados en
diversas revistas en las primeras décadas del siglo XX, ¿no hay investigaciones
actuales sobre su obra y persona?
Hay un comentario no sólo desafortunado, sino de similar manera
ignorante y lamentable, de la sra. Yolanda Moreno Rivas, quien en su libro
“Rastros del nacionalismo en la música mexicana” se expresa de manera
peyorativa de este grandísimo compositor mexicano: nada entendió ella de la
dimensión de lo creado y legado por este jerezano.
De fecha reciente, no conozco comentario o investigación alguna.
5.- Platíquenos, si pudiera, cómo es desde el punto de vista
técnico su obra musical, me refiero a estilo, armonía, melodía.
La respuesta a esta petición merecería uno o varios libros, tan
vasta es la aportación huizariana. Me referiré a dos ejemplos:
El segundo movimiento de la Sinfonía 4 (Cora), es un maravilloso
y enjundioso Scherzo, como ningún otro compositor mexicano lo ha logrado, en el que la chispa,
la vivacidad, lo saltarín o
retozante inherente a esa forma musical, están presentes con magistral trato de
lo melódico, lo rítmico y lo tímbrico. La exuberancia de este grandioso
movimiento es irresistible, perfectamente balanceada, oíble y arrebatadora.
El siguiente movimiento, es una emotiva plegaria que logra, con
el uso de sólo un instrumento (corno inglés), cautivarnos y trasladarnos a
dimensiones cósmicas: esa melodía parece sonar desde lo hondo del corazón en
las vastedades de la Sierra Madre Occidental: se trata de todo un acertado
golpe creativo de don Candelario, golpe que refleja su fina sensibilidad y su
enorme humildad.
6.- Usted conoce muchas anécdotas sobre la bonhomía de ese
autor, platíquenos algunas; recuerdo que usted me comentó cómo hizo algunas
recomendaciones a Pablo Moncayo sobre su Huapango.
Lamento mucho no haber conocido en persona a don Candelario.
Cuantos lo conocieron refirieron siempre su sencillez, su calidez, su
generosidad. Alguna vez su viuda, doña Consuelo Luna, me mostró unos oficios
que envió a Chávez, a la sazón director del INBA, solicitando le aumentaran su
sueldo como bibliotecario de la Sinfónica Nacional (en donde también tocaba el
corno francés), para que en lugar de ganar dos pesos, le subiera a ¡2.50 pesos!
Mensuales (confieso no recordar la cantidad exacta, aunque bien recuerdo que se
trataba de una suma irrisoria).
7. Se dice que luego de la embolia, el maestro siguió
componiendo.
El maestro Huízar, en respuesta a una necesidad creativa
interior, aprendió a escribir con la mano izquierda. Así fue como emprendió la
composición de su quinta sinfonía.
8.- ¿Le sobreviven familiares, sabe usted algo al respecto?
Su hija Micaela, autora del libro mejor documentado sobre
Huízar, falleció en fechas recientes, creo que el año pasado. Le sobreviven sus
hijas, nietas de don Candelario, quienes tienen la propiedad de los derechos de
explotación de todo su legado.
9.- ¿Cuándo volverá usted a venir a Zacatecas a dirigir alguna
de las obras de Candelario?
No hay las condiciones para que eso suceda pronto.
10.- Cuénteme sobre las grabaciones de Huízar, ¿existen y en
dónde se pueden adquirir?
Cuando se empezó con las Jornadas
Nacionales Candelario Huízar de la Música Mexicana de Concierto, en 2010,
me acerqué a la compañía disquera propietaria de esas grabaciones, hoy
agotadas. No se interesaron en lanzar una nueva edición, pues no les garantizaba
un buen negocio, según me comentaron. El Estado mexicano tampoco se ha
interesado en este rescate.
11.- Cuéntenos qué está haciendo Sergio Cárdenas, musicalmente
hablando, en este momento?
Justo este año de 2015, cumplo una década como Profesor Titular
de Carrera en la Facultad de Música-UNAM, donde se me ha encomendado su
Orquesta Sinfónica (OSFaM) y la Cátedra de Música de Cámara, además de estar
compartiendo experiencias y conocimiento en el Departamento de Posgrado.
La labor con la OSFaM ha resultado por demás interesante y
constructiva. En la década, hemos abordado más de 175 obras sinfónicas; entre
ellas se incluyen todas las sinfonías de Beethoven y un porcentaje notable de
repertorio mexicano que ha incluido estrenos mundiales así como obras de
Moncayo, Huízar, Enríquez, Ibarra y Revueltas. El punto culminante, hasta
ahora, de esta actividad, lo tuvimos en el verano del año 2013, cuando se nos
brindó la magnífica oportunidad de tocar el concierto inaugural del festival
internacional de orquestas sinfónicas juveniles YOUNG EURO CLASSIC, en la
Konzerthaus, de la capital alemana. La magistral exposición de obras de
Prokofiev, Beethoven y Revueltas, fue premiada por los alemanes ¡con 30 minutos
de aplauso!
Otros aniversarios acaecen también este año: celebro el 30º
aniversario de haber ganado el concurso internacional (101 participantes de 4
continentes) por el cual accedí a la Dirección Titular de la Orquesta Sinfónica
de Hof (Alemania), convirtiéndome así en el primer mexicano (y el único, hasta
ahora) que ha ocupado una posición similar en Alemania.
De igual manera, celebraré el 40º Aniversario de haber sido
designado Director Titular de la orquesta Sinfónica de la hoy Universidad de
Música “Mozarteum”, de Salzburgo (Austria), llegando así a ser el primer
mexicano (y el único, hasta ahora) que ha ocupado una posición similar en
Austria.
Por último, en este 2015 estaré recordando con emoción y
agradecimiento, el 50ª Aniversario de mi debut como Director Musical al frente
de un grupo: un coro infantil que organicé y dirigí (¡a mis 14 años de edad!)
en el concierto de navidad de mi iglesia en Cd. Victoria, Tamaulipas.
Este verano me esperan varios conciertos en Europa, para
retornar a principios de agosto a mi encomienda en la Facultad de Música-UNAM.
©Sergio Ismael Cárdenas
Tamez, el 1 de febrero de 2015.
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