sábado, 6 de marzo de 2021

M. KUNDERA:… la única vida real…

M. KUNDERA:… la única vida real…


-Laura, estás adelgazando – dijo Agnes preocupada mientras comía con su hermana en un restaurante.


-Nada me gusta, Lo vomito todo – dijo Laura-… Es muy fuerte – dijo.

Laura-dijo Agnes-: No te lo debes tomar tan a pecho.


-Está todo perdido, Agnes.


-¡Y qué es lo que ha cambiado entre vosotros?


-Todo. A pesar de que hacemos el amor como nunca. Como dos locos.


-¿Y entonces qué ha cambiado si hacéis el amor como locos?


-Son los únicos momentos en que tengo la seguridad de que está conmigo. Pero en cuanto terminamos de hacer el amor ya está con sus pensamientos en otra parte. Aunque hiciéramos el amor cien veces más que ahora, esto se acabó. Porque lo principal no es hacer el amor.  No se trata de hacer el amor. Se trata de que piense en mí. He tenido muchos amantes y ninguno de ellos sabe hoy de mí y yo no sé de ellos y me pregunto para qué he vivido durante todos esos años si no he dejado en nadie ni una huella. ¿Qué ha quedado de mi vida? ¡Nada, Agnes, nada! Pero estos dos últimos años fui feliz de verdad porque sabía que Bernard pensaba en mí, que ocupaba su cabeza, que vivía en él. Porque esa es la única vida real para mí: vivir en el pensamiento de otro. Si no, estoy muerta en vida.


-¿Y cuando estás sola en casa y escuchas tus discos, tu Mahler, eso no te basta para tener al menos una pequeña felicidad básica por la que valga la pena vivir?


-Agnes, tú sabes que es una tontería lo que dices. Mahler no significa nada para mí, absolutamente nada, estoy sola. Mahler me satisface sólo si estoy con Bernard o si sé que piensa en mí. Si estoy sin él, no tengo fuerzas ni para hacer la cama. No tengo ganas ni de lavarme ni de cambiarme de ropa.



M. KUNDERA: La Inmortalidad. MaxiTusquets Editores, México, 2019. Pág. 189 y 190

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