ROLF LEEMANN*
Escalas
Que las cincuenta y tantas teclas blancas y las treinta y tantas negras
por las que estoy atraído para destrabar unas cuantas
valientes y comprometidas notas, provean
la posibilidad a mis manos tentativas
de que yo me sondee:
Quiero hablarte, buen piano vertical,
improvisando modulaciones temperadas
alrededor de los acordes y los intervalos encubiertos dentro de mí.
Quiero hablarte en esta estancia serena y luminosa
de la que soy su latir, enfrentándote solo,
una pequeña ventana blanca abierta
a mis espaldas, la rama de un árbol
coqueteando con un ritmo
como salido del cielo que presta
a mis dedos la obediencia de hojas: una melodía
para puentear un largo y temeroso silencio de amor.
Como salidas del cielo, las teclas se vuelven valla de estacas
junto a la que estoy: un muchacho cargando una caja de
cartón.
Dentro de ella está un gato, sobrecogido de pánico. Nuestra madre adoptiva (amor de recién nacido)
afirma que el animal
ha caído enfermo. Y yo,
el inteligente de sus hijos, he sido enviado
a llevarlo al ranchero…quien hará el trabajo.
“Cayó enferma” dicen también de ella, la mujer vista tan raras
veces,
de la que soy su hijo real: un joven músico,
orgulloso y tímido.
Recordaré su canto de otrora,
su intensa cabellera negra, el impecable
apretón de su mano de piel de tortuga
y, oh, la bella voz que tenía,
que dijo había tenido de joven.
*poeta suizo. Radica en Zurich.
Traducción desde el inglés original de
© Sergio Ismael Cárdenas Tamez,
Ciudad de México, el 24 de enero, 2007.
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