domingo, 3 de mayo de 2009

Sobre/About/ über ZAN TONTEMIQUICO

SERGIO CÁRDENAS:"Zan tontemiquico", mùsica para oboe y orquesta de cuerdas, con poema náhuatl de Tochihuitzin, fue compuesta en Ansbach, Alemania, en septiembre, 2004. Su estreno mundial tuvo lugar el 26 de agosto de 2005, en el Teatro del Estado, de Xalapa, Ver. (Mèxico), llevando como solista a Donald Callahan y con la participación de la Orquesta Sinfónica de Xalapa conducida por el compositor. En la grabación que se escucha en el vídeo de arriba, se escucha al joven oboista GRIGORI KRASNOV como solista, a la espléndida FILARMÓNICA DE CÁMARA DE POLONIA. La grabación , conducida por el compositor, fue realizada en la Sala de Conciertos de la propia orquesta, en Sopot, Polonia, el 21 de noviembre del 2007. En otra entrada en este mismo blog, el poeta suizo ROLF LEEMANN escribe sus impresiones sobre esta obra.
ZAN TONTEMIQUICO está inspirada en el poema homónimo del poeta azteca Tochihuitzin y hace uso de versos de ese poema en su idioma original, el náhuatl. El poema, que nos remite a la transitoriedad de nuestro paso por este mundo, constituye una parte sustancial de la composición, toda vez que uso esos versos como parte de los diferentes fenómenos acústicos que permean la obra y, con ello, agrego a la combinación de oboe y cuerdas, el colorido de diversos efectos que se logran por la pronunciación del texto de maneras diferentes.
Por otro lado, al conjunto de las cuerdas se le exige una exploración/explotación de una gama muy variada y amplia de las posibilidades que esos instrumentos tienen en cuanto generadores de fenómenos acústicos (sonidos y ruidos) claramente diferenciados pero que, sin embargo, en ningún momento son un fin en sí mismos, sino siempre concebidos como parte de una unidad de expresión artística que debe distinguir a la pieza y, así, brindar la opción de su trascendencia.
Algo similar se debe decir del tratamiento que le doy al oboe que si bien es el protagonista principal del discurso, tampoco es un fin en sí mismo y debe, en todo momento, estar integrado a la línea energética de la pieza, línea que se debate entre el ir siempre hacia adelante y el detenerse a la reflexión, a la introspección.
Pretendo que la pieza sea comprendida más en un contexto espacio-temporal que lineo-cronométrico. Así espero que sean entendidas las diversas secciones de la pieza, tanto las que van medidas como las aleatorias que demandan fantasía creativa a partir de indicaciones puntuales y/o minimalistas.

TOCHIHUITZIN
Zan tontemiquico

Zan tontemiquico
Zan tocochitlehuaco
Ah nelli, ah nelli,
Tinemico in tlalticpac.
Xoxopan xihuitl
Ipan tochihuaca.

(Cantares Mexicanos,
Biblioteca Nacional de México,
fol. 14 v)

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Sólo hemos venido a dormir,
sólo hemos venido a soñar:
No es verdad, no es verdad
que venimos a vivir en la Tierra.
Nos vamos haciendo cual hierba
en cada primavera.

(Trad.: Ángel María Garibay)

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We only rise from sleep,
we come only to dream.
It is not true, it is not true
that we come on earth to live.
As an herb in springtime
so is our nature.

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Unversehens entstiegen wir den Traum.
Wir kamen nur, um zu träumen.
Es ist nicht sicher, es ist nicht sicher,
ob wir auf die Erde kamen um zu leben.
Unser Sein ist
wie das Kraut im Frühling.

(Übertragung von Maria Bamberg und
Renate Müller-Örlinghausen)
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NOUS NE SOMMES LÀ QUE POUR RÊVER
Nous émergeons juste du sommeil
Nous ne sommes là que pour rêver
O mensonge ! O mensonge :
nous ne sommes pas venus sur terre
pour vivre.
Semblables à la tige d'une fleur, au printemps,
ainsi vivons-nous.

(traduit de l'aztèque par Olivier Doron)

Comentario del compositor Eduardo SOTO MILLÁN, sobre el ESTRENO MUNDIAL de "Zan tontemiquico":


en: www.proceso.com.mx, del 11 de septiembre, 2005:

Música de primavera
por Eduardo Soto Millán
XALAPA, VER.- El trabajo creativo de Sergio Cárdenas (1951) es una labor que ha venido dando frutos frecuentes en los últimos años, conformando con ello un catálogo de obras cada vez más nutrido y de alcances proporcionalmente mayores. Desde sus primeras obras allá por la década de los años setenta hasta sus trabajos recientes, el de Cárdenas es un arte que ha encontrado —construido— su propio camino cuya experiencia, obra tras obra, delimita lo mismo que expande territorios y posibilidades, respectivamente.

Y es que a lo largo de su producción creativa ha determinado sus filiaciones —influencias— naturales al incorporar o vincular sus preferencias musicales tanto como no musicales, esto es, en los términos de ciertos aditamentos o francas células motívicas generadoras. De ahí, no sorprende escuchar alguna obra suya, por ejemplo, con motivos o referencias musicales de origen popular, o bien, obras de sonoridades levemente mozartianas, todo ello sin alejarse de un particular sentido místico, religioso.

El también director sinfónico hizo una visita reciente al estado de Veracruz en la que ofreció la conferencia
Te cuento mi música, en donde habló de sus inquietudes, intereses así como filosofía en sus procesos de composición.
Estas sesiones culminaron en el Centro Veracruzano de las Artes Hugo Argüelles, en el puerto de Veracruz, y sirvieron como preámbulo al concierto que ofreció como director huésped de la Orquesta Sinfónica de Xalapa en su sede, el Teatro del Estado.

Con un programa que incluyó la
Vigésima Novena Sinfonía, en La- mayor, Köchel 201, de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), y la Primera Sinfonía, en do menor, Opus 68, de Johannes Brahms (1833-1897), el plato fuerte lo constituyó el estreno mundial de Zan tontemiquico, para oboe y cuerdas, del propio Cárdenas.

Compuesta en 2004,
Zan tontemiquico es la más reciente de una sexteta de obras que el compositor tamaulipeco ha escrito como un ciclo de piezas en donde aborda, en cada una de ellas, las posibilidades de la flauta, del oboe, del clarinete, del fagot y del corno francés como instrumentos solistas frente a una orquesta de cuerdas.
Una vez más, interesado en las culturas de nuestra procedencia, el compositor ha creado, en esta ocasión, una pieza a partir del poema homónimo de
Tochihuitzin, un poeta azteca, cuya expresión se sitúa en la creencia de la reencarnación o, en todo caso, de la vida como un sueño (mucho antes que Shakespeare).

Zan tontemiquico (Sólo hemos venido a dormir) es elocuencia de cuanto se ha dicho aquí. Con la utilización del poema (en voz de los músicos de la orquesta) como figura vertebral —no continua, sino sabiamente dosificada—, Cárdenas propicia una especie de suave pantalla sonora “detrás” del resto del cuerpo (también sonoro) instrumental, y logra al mismo tiempo ciertas atmósferas dentro de un planteamiento tímbrico que no permite dispersión, más bien coherencia dentro un discurso homogéneo.

Si bien tal recurso vocal no es nuevo (no tiene que serlo), su aplicación —fonética más que semántica— no tiene, por lo tanto, la pretensión de ser un texto que deba entenderse. Y el solista, por su parte, emerge con líneas melódicas (por cierto, con sonidos “arrastrados” ascendentes, como si aspirara a la altura celestial) de causes nostálgicos, melancólicos.
Orquesta y solista (Donald Callahan, con precisión y buen sonido) se fusionaron en un todo equilibrado, haciendo de
Zan tontemiquico una floreciente música de primavera.


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