lunes, 27 de abril de 2009

Celibidache por Celibidache

CELIBIDACHE por CELIBIDACHE: Su Postura ante la Música

La música no es un estimulante sino una oportunidad única de pasar de lo transitorio a lo eterno.

La esencia de la música debe ser buscada en la relación sonido-ser-humano y en las correspondencias entre la estructura temporal del sonido y la estructura del mundo afectivo humano.

Lo que la musicología ignora de manera total es la estructura temporal de la aparición de los epifenómenos (del sonido) y la implicación de su reflejo en el mundo afectivo humano.

Estoy en contra de la idea de que el arte es un disfrute. Es un disfrute pues de otra manera no lo haría el ser humano, pero su esencia no es su disfrute, sino su vivencia.

Cuando alguien tiene la sensación de que algo es muy corto o muy largo, está fuera de la jugada. La duración de la música no debe entenderse en este sentido.

Cada partitura contiene sus problemas específicos, que deben ser dominados con una meta: fusionar, unir la multiplicidad de los detalles y dejar que el todo aparezca.

No tengo propósito alguno excepto el de despersonalizarme para meterme por una media hora en la piel de Mozart.

Todo tempo se define a través de la riqueza de la expresión, no a través de la velocidad.

No hago nada. Sólo creo las condiciones para que los músicos expresen su propia musicalidad. Cien músicos de orquesta son cien seres humanos distintos con cien reacciones distintas a la misma partitura. Estas reacciones deben ir con la idea del compositor, un proceso que debe intentar y conducir el director, quien es el ejecutor testamentario del compositor e impide desviaciones cuando entiende su oficio y conoce el material.

Se deja emerger, devenir. Uno no hace nada, pero está atento a que nada se interponga en el proceso que pueda dañar este maravilloso devenir. Así pues, uno es increíblemente activo y, a la vez, increíblemente pasivo. Uno no debe querer, desear nada sino dejarlo devenir, emerger.

La música se aprende hoy con la grabaciones. Así, un director joven no puede forjar su criterio del tempo interior como resultado de muchos factores, sino toma la grabación de fulano y de sutano, quizá famosos colegas, y se busca un lugar musical en algún punto intermedio.

Wilhelm Furtwängler es el único director que hacía plausible todo tempo, aún los equivocados. Fue el único director, en toda la historia de la música, que pudo trasladar la presión vertical, la suma de todos los fenómenos que ocurrían en la simultaneidad, en relación con el fluir horizontal o el tempo. Con frecuencia se equivocaba, pero experimentando de manera vívida.

¿A qué le llaman tradición? ¿A todo lo que otros hicieron?. Las piezas musicales no existen: cada vez nacen de nuevo.

Tempo es lo último que se nos revela. El tempo se da cuando me apropio de todo lo oído y lo trasciendo.

La esencia de lo sinfónico yace en la capacidad de oír las relaciones entre sí de las voces independientes, en tener presente lo dicho cuando lo nuevo se diga.

Lo que por lo general se conoce como “Interpretación” no es otra cosa que la suma coqueta de la ignorancia del ejecutante y de su oyente.

Tempo no es definible, no tiene una existencia propia, no puede ser correcto ni equivocado. Lo que el mundo no ha entendido es que el tempo nada tiene que ver con la velocidad.

Es una ilusión pensar que hacemos música para otra gente, pero ella es una posibilidad de que otros entren en contacto con la verdad.

¿Qué es lo que debe transmitir un director? Impulsos y sus resoluciones. No el tempo, como piensan los pobres críticos, sino qué tanto impulso y qué tanta resolución, algo que se desconoce totalmente. ¿Y así quieren los críticos decidir quién es director y quién no lo es? ¡por Dios…!

¿Un crítico musical? Una profesión parasitaria que no tiene ninguna justificación de existir.

Música es la materialización de un principio Zen: que en el inicio yace, está incluido el final.

La grabación es masturbación. Sustituto de la satisfacción. En la cama todos se dan cuenta que lo original, lo auténtico, es inalcanzable.

Cantar bajo la regadera en las mañanas o llorar con la música porque la mujer amada no llegó, eso es directo y original. Hoy ya no se hace: se pone un disco y alguien más llora por uno.

La música emerge en el momento, y el momento no es repetible ni fijable. La acústica es un instrumento formante de formas. Por ello es un disco la destrucción de la música pues no será oído en la misma acústica en el que se grabó.. El espacio musical no es reproducible.
SERGIU CELIBIDACHE

(Traducción desde el original en alemán por Sergio Cárdenas. Las citas están publicadas en el libro:
Stenographische Umarmungen, Sergiu Celibidache beim Wort genommen,
editado por Stefan Piendl y Thomas Otto, publicado por ConBrio Verlagsgesellschaft, 2002, Regensburg, Alemania).

1 comentario:

  1. Siempre es muy provechoso leerlo. Muchas gracias por compartir tan generosamente.

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